Si la vida en la Tierra sobrevive al Antropoceno, enfrentará otra amenaza del espacio: el Sol. Con el tiempo, el Sol se hará más brillante y afectará el ciclo del carbono en la Tierra. Esto agotará el dióxido de carbono en la atmósfera, causando que las plantas mueran de hambre. Según un nuevo estudio del geofísico RJ Graham y su equipo de la Universidad de Chicago, esto ocurrirá dentro de al menos 1.600 millones de años.
Este descubrimiento duplica el tiempo estimado para que la Tierra mantenga vida. También es una buena noticia para quienes esperan encontrar vida en otros planetas, ya que sugiere que la vida compleja podría tener más tiempo para evolucionar.
“Estos resultados indican que la aparición de vida inteligente podría ser menos improbable de lo que se pensaba”, explica Graham. Sin embargo, eso no significa que sea común; la vida inteligente sigue siendo extremadamente rara.
Puede sonar extraño que un Sol más caliente reduzca el CO2, pero el calentamiento sería mucho más lento que el actual, resaltando procesos geológicos diferentes. A largo plazo, el calentamiento acelerará la erosión de las rocas de silicato, lo que absorberá más CO2 de la atmósfera. Este CO2 quedará enterrado y será liberado lentamente por volcanes. Este ciclo de carbono funciona en escalas de millones de años.
A medida que el Sol se vuelva un 10 % más brillante cada mil millones de años, el aumento de temperatura provocará más erosión y agotará el CO2 de la atmósfera. Esto afectará primero a las plantas, ya que dependen del CO2 para sobrevivir. “El entorno será tan extremo que las plantas terrestres se extinguirán, ya sea por falta de CO2 o por sobrecalentamiento”, señalan los investigadores.
Pero el estudio encontró algo interesante: la disminución del CO2 podría ralentizarse y hasta revertirse temporalmente. Esto retrasaría la extinción de las plantas durante unos 1.860 millones de años. Sin embargo, Graham advierte que el modelo no incluye variables como el ciclo del agua o el impacto de las nubes, que podrían alterar los resultados.
En múltiples escenarios, las plantas C3, que son la mayoría en la Tierra, desaparecerían primero. Estas plantas, como el trigo, no toleran bien las altas temperaturas y la luz intensa. Las plantas C4, como el maíz y la caña de azúcar, resistirían otros 500 millones de años antes de extinguirse también.
La desaparición de las plantas reduciría drásticamente el oxígeno y, con él, la vida animal. Algunos microbios anaeróbicos podrían sobrevivir hasta que el Sol hierva los océanos. Eso, claro, si no acabamos con gran parte de la vida antes debido al cambio climático descontrolado.
Si la vida es común fuera de la Tierra, estas conclusiones podrían comprobarse observando biosignaturas en planetas extrasolares. Este estudio fue publicado en The Planetary Science Journal y nos deja una lección: la vida en la Tierra tiene un límite, pero aún hay tiempo.