Un nuevo dinosaurio con plumas y solo dos dedos gigantes fue descubierto en Mongolia. Sí, dos dedos enormes con garras que parecen armas. Nada que envidiarle a un velociraptor.
El fósil, increíblemente bien conservado, tenía aún la vaina de queratina en las garras. Eso dejó claro cómo se veían en vida: largas, curvadas y filosas.
El equipo liderado por Yoshitsugu Kobayashi, paleontólogo de la Universidad de Hokkaido (Japón), analizó el fósil para entender qué tipo de dinosaurio era y dónde encajaba en el árbol evolutivo.
Lo bautizaron Duonychus tsogtbaatari. “Duonychus” significa “dos garras” en griego, y “tsogtbaatari” honra al paleontólogo mongol Khishigjav Tsogtbaatar.
El fósil fue hallado en 2012 en el desierto del Gobi, en una zona llamada Formación Bayanshiree, conocida por sus restos prehistóricos bien conservados.

Este lugar ha dado desde huellas gigantes hasta esqueletos de dinosaurios peleando. Las capas minerales cerca del fósil indican que tiene entre 90 y 95 millones de años.
La mayoría de los huesos encontrados son del torso y las extremidades superiores: vértebras, costillas, parte de la pelvis, un omóplato y muchos huesos de brazos y manos.
Y, por supuesto, esas garras monstruosas. Cada una mide casi 30 centímetros. O sea, el tamaño de una regla escolar… o de una navaja.

El Duonychus es parte de los tericinosaurios, un grupo de dinosaurios bípedos, con plumas, que vivieron en Asia y América del Norte durante el Cretácico.
Lo que lo hace único es que tenía solo dos dedos. Hasta ahora, todos los tericinosaurios conocidos tenían tres. Eso lo convierte en el primero de su tipo.
Kobayashi explicó a New Scientist que perder un dedo es raro. Solo otros cinco terópodos conocidos lo hicieron, y todos por razones distintas.
¿Por qué Duonychus perdió su tercer dedo? Aún no se sabe. Pero los investigadores creen que podría estar relacionado con cómo se alimentaba.
Las garras curvas y su movilidad sugieren que agarraba plantas, como lo hacen los perezosos o camaleones. Probablemente usaba sus garras para jalar hojas hacia su boca.
Los tericinosaurios eran omnívoros o herbívoros con cuellos largos y dientes pequeños en forma de hoja. Sus manos raras pudieron evolucionar para ayudarlos a alimentarse mejor.
Aunque lo más probable es que sus garras fueran para buscar comida, también pudieron servir para defenderse, marcar territorio o incluso en rituales de apareamiento.
Lo más impactante: estas son las garras de dinosaurio mejor conservadas con su vaina de queratina intacta. Eso casi nunca pasa porque la queratina se descompone rápido.
“Normalmente solo encontramos el hueso interior de la garra”, dijo Kobayashi. “Pero en vida, tenía una cubierta que la hacía más larga y curvada.”
El descubrimiento se publicó en la revista científica iScience. Y sí, este dinosaurio sería la pesadilla de cualquier depredador… aunque solo quisiera un bocadillo de hojas.