En medio del caos del centro de la Vía Láctea, los astrónomos acaban de encontrar algo totalmente nuevo: unas estructuras de gas delgadísimas y larguísimas, como hilos espaciales.
Estas estructuras están cerca del agujero negro supermasivo de nuestra galaxia, en una zona conocida como la Zona Molecular Central (CMZ). Y no se parecen a nada visto antes.
El equipo, liderado por Kai Yang de la Universidad Jiao Tong de Shanghái, pensaba que eran filamentos normales… hasta que los miraron bien y se dieron cuenta de que no.

Estaban separados de zonas donde nacen estrellas. Eso ya era raro. Y al analizarlos mejor, vieron que son como mini tornados cósmicos, girando entre nubes de gas.
La CMZ es una zona densa, con nubes de gas y polvo moviéndose como locas. Hay choques, turbulencias y un desorden total. Todo ahí parece estar en guerra.
Esta zona mide unos 2 000 años luz de ancho. Contiene el 80 % del gas denso de la galaxia, y el 5 % del gas molecular. O sea, una locura.
Por eso es difícil estudiar esa región. Está tan cargada que cuesta ver qué pasa adentro. Pero Yang y su equipo usaron ALMA, un telescopio en Chile, para intentarlo.

Buscaron rastros de monóxido de silicio, que aparece en lugares donde hay choques fuertes. Así se puede seguir el rastro del movimiento del gas.
Y ahí fue cuando encontraron estos “filamentos delgados”, como los llamaron. Son más finos y definidos que los filamentos vistos antes en esa zona.
Lo curioso no es solo su forma. También contienen un cóctel químico: metanol, formaldehído, ácido isociánico y hasta ciclopropenilideno, un compuesto orgánico complejo.
Además, el gas dentro de estos filamentos se mueve de forma rara. Su velocidad no coincide con la de otros filamentos. Y todo está dominado por la presión turbulenta.
Por eso creen que funcionan como tornados espaciales: giran, reparten material, se disuelven rápido, pero hacen su trabajo de mover cosas.
Xing Lu, del Observatorio Astronómico de Shanghái, lo explica así: “Son como tornados. Violentos, cortos, pero muy eficientes para repartir gas y moléculas por el entorno”.
Nadie sabe bien cómo se forman. Pero sospechan que los choques entre nubes generan estas turbulencias que calientan moléculas complejas y las liberan en forma de gas.
Cuando ese gas se enfría, vuelve a convertirse en polvo. Así se recicla material en la CMZ, lo que podría explicar cómo se mantiene esa zona tan activa.
Si estos filamentos delgados son comunes en toda la CMZ, entonces están moviendo mucho más gas del que pensábamos. Son parte clave del reciclaje galáctico.
Los científicos creen que estos filamentos son una clase diferente, surgida del contacto entre choques y nubes moleculares. Y que duran solo unos 10 000 años.
El estudio fue publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, y abre una nueva ventana para entender el caos que reina en el corazón de nuestra galaxia.