Un reciente estudio publicado en Nature Immunology sugiere que el reloj circadiano del cuerpo humano, que regula todo desde la somnolencia hasta el metabolismo, podría también afectar la efectividad de ciertos tratamientos contra el cáncer. Este descubrimiento podría tener implicaciones significativas en la optimización de terapias actuales.
Los inhibidores de puntos de control son medicamentos de inmunoterapia que bloquean proteínas clave para impedir que se unan a tumores cancerosos, permitiendo que las células T del sistema inmunológico reconozcan y eliminen el cáncer con mayor facilidad. Aunque estos medicamentos son menos tóxicos que la quimioterapia y son teóricamente prometedores, en la práctica, su efectividad varía entre los pacientes.
… en ratones
Un equipo de la Universidad de California, Irvine (UC Irvine) encontró que en modelos de ratones con cáncer colorrectal, el ciclo de 24 horas del reloj circadiano influía tanto en la fuerza de las defensas de los tumores como en la capacidad de los inhibidores de puntos de control para combatirlos.
Además, cuando el ritmo circadiano de los ratones se alteraba, la capacidad del sistema inmunológico para enfrentar el cáncer disminuía. Esto, junto con investigaciones previas, sugiere que tanto los cambios en el estilo de vida como los horarios de tratamiento podrían ser beneficiosos en la lucha contra el cáncer.
«Entender precisamente cómo la disrupción circadiana promueve la progresión de la enfermedad podría llevar a modificaciones de comportamiento para reducir el riesgo de cáncer», afirma Selma Masri, química biológica de UC Irvine.
Ciclos circadianos
En el cáncer colorrectal, los tumores producen células inmunosupresoras para intentar desactivar las protecciones del sistema inmunológico del cuerpo. El estudio encontró que la abundancia de estas células cambia en sincronía con los ritmos circadianos.
Además, la alteración del reloj biológico aumentó aún más estas células, facilitando la progresión del cáncer. Los tratamientos con inhibidores de puntos de control resultaron ser más efectivos cuando los niveles de células inmunosupresoras estaban en su punto máximo.
Estos hallazgos amplían nuestra comprensión de cómo los ritmos circadianos podrían utilizarse para mejorar las oportunidades de los tratamientos, aunque se necesita más investigación para entender otros factores involucrados y confirmar los mismos mecanismos biológicos en humanos.
«Descubrimos que la regulación adecuada de los ritmos circadianos es necesaria para suprimir la inflamación y apoyar la función inmunológica óptima», dice Masri.
Más estudios
Los científicos continúan explorando los vínculos entre nuestros relojes biológicos y las funciones del sistema inmunológico. La gestión o optimización de nuestros ritmos circadianos se ha relacionado recientemente con el envejecimiento biológico y la enfermedad de Alzheimer.
Sabemos también que la vida moderna, desde el trabajo por turnos hasta la iluminación eléctrica, está interfiriendo con nuestros ritmos circadianos, posiblemente en detrimento de nuestras defensas naturales.
«Conforme mejoremos nuestra comprensión del mecanismo fundamental de la regulación circadiana de la inmunidad, podremos aprovechar el poder de los ritmos naturales del cuerpo para combatir el cáncer y desarrollar estrategias de tratamiento más personalizadas y efectivas», comenta Bridget Fortin de la UC Irvine.