Cada persona respira de forma única. Como si fuera una huella dactilar, pero hecha de aire. Y ahora la ciencia lo acaba de confirmar con datos muy precisos.
Un equipo del Instituto Weizmann de Ciencias, en Israel, descubrió que cada quien tiene un “patrón respiratorio” propio. Lo hicieron gracias a un pequeño dispositivo que monitorea la respiración por la nariz.
Publicaron sus hallazgos en la revista Current Biology. Los resultados son tan específicos que lograron identificar a las personas con un 96.8% de precisión solo con su forma de respirar.
Sí, leíste bien. Solo midiendo cómo entra y sale el aire por la nariz, podían saber quién era quién con un nivel altísimo de certeza.
La investigación fue liderada por la neurocientífica Timna Soroka y su colega Noam Sobel. Ellos desarrollaron el aparato y lo probaron en 97 personas durante 24 horas.
Con solo una hora de grabación ya alcanzaban un 43% de precisión. Pero al llegar a las 24 horas, la exactitud se disparaba casi al 97%.
Este aparato no es cualquier cosa: analiza 24 parámetros distintos de la respiración nasal. La tecnología se llama BreathMetrics, y es mucho más detallada que los métodos tradicionales.
Generalmente, cuando se mide la respiración, se hace por unos 20 minutos. Aquí registraron un día completo, lo que da una visión más rica y completa de cómo respira cada persona.
Soroka contó que esperaban encontrar diferencias entre individuos, pero no imaginaban que serían tan claras y marcadas.
Además de identificar a las personas, notaron otras cosas interesantes. Por ejemplo, los patrones respiratorios varían según el nivel de actividad: descansar, caminar, correr, todo se nota.
También vieron una relación con el IMC (índice de masa corporal). Y hasta encontraron señales ligadas a la salud mental.
Las personas que reportaron ansiedad en los cuestionarios solían tener inhalaciones más cortas y pausas respiratorias más irregulares mientras dormían.
Eso no era el objetivo principal del estudio, pero abre puertas para investigar más. Todos hemos oído hablar de ejercicios de respiración para calmar la ansiedad, ¿no?
Pues resulta que podrían ser más efectivos de lo que creemos. Tal vez modificar el patrón de respiración podría influir directamente en cómo nos sentimos.
Soroka lo dijo claramente: el siguiente paso es ver si estos patrones pueden predecir enfermedades. Y más adelante, si modificarlos puede ayudar a tratarlas.
Respirar es automático, pero también lo podemos controlar cuando hace falta. Como cuando uno aguanta la respiración bajo el agua.
Este estudio surgió de otro proyecto del grupo, que investigaba cómo el cerebro procesa los olores al inhalar. De ahí pasaron a estudiar la respiración como una “firma personal”.
Durante años se sospechaba que la respiración era única, pero no había forma práctica de medirla tan bien. Ahora, gracias a este pequeño dispositivo, ya es posible.
