Un grupo de científicos de la Universidad Nacional de Australia (ANU) descubrió algo increíble: las tormentas del Atlántico Norte están sacudiendo el núcleo de la Tierra.
Sí, esas tormentas enormes que azotan cerca de Groenlandia y Terranova mandan ondas sísmicas que viajan por todo el planeta… y reaparecen en Australia.
Estas ondas se llaman PKP. Son rarísimas y atraviesan el núcleo de la Tierra antes de salir al otro lado del mundo.
El equipo las detectó en pleno verano australiano usando sensores en espiral, instalados en zonas remotas de Queensland y Australia Occidental.
No es cualquier tecnología. Son arreglos de sensores de 50 por 50 kilómetros que solo pueden funcionar bien en lugares tranquilos y sin “ruido” sísmico local.
Gracias a estos aparatos, los científicos pudieron ver cómo el agua del océano, al chocar con el fondo marino durante las tormentas, genera estas ondas que atraviesan el planeta.
Lo más loco: este fenómeno se llama “ruido microsísmico”. Básicamente, es como si el mar enviara mensajes secretos por dentro de la Tierra.
Abhay Pandey, uno de los investigadores, explicó que este método puede ayudar a estudiar otros planetas que no tienen terremotos, volcanes ni placas tectónicas.
Si ponemos sensores parecidos en Marte o en una luna de Júpiter, podríamos averiguar si tienen núcleo… solo con el “ruido” del ambiente.
Hrvoje Tkalčić, otro autor del estudio, dijo que incluso señales de atmósferas o mares escondidos pueden darnos pistas sobre el interior de esos mundos.
Eso sí, las señales son tan débiles que un solo sensor no basta. Necesitan una red entera y tecnología bien calibrada.
El lugar importa. Australia, por estar lejos de zonas sísmicas activas y tener áreas muy tranquilas, es perfecta para captar estas señales.
El estudio, publicado en The Journal of Geophysical Research: Solid Earth, muestra cómo el ruido de tormentas lejanas se convierte en una herramienta para entender el interior de nuestro planeta.
Usaron un rango sísmico entre 4 y 6 segundos para captar estas ondas. Esa frecuencia es clave para separar el “ruido bueno” del ruido común.
Además, cruzaron datos de varios días para encontrar los puntos exactos donde las ondas eran más fuertes. Así identificaron las tormentas responsables.
Cada detalle importa: la fuerza del ciclón, la profundidad del mar, la forma del fondo oceánico, la distancia… todo afecta cómo viajan las ondas.
Este hallazgo abre una puerta nueva: estudiar el núcleo de la Tierra sin necesidad de terremotos grandes.
Y no solo eso. Es una forma de escuchar lo que pasa debajo de nuestros pies usando las tormentas del otro lado del mundo.