Alrededor de la Vía Láctea existen una serie de pequeñas galaxias. Ahora, una nueva investigación ha encontrado que la mayoría de esas galaxias son en realidad relativamente nuevas en el área. Los datos del trabajo fueron publicados en The Astrophysical Journal.
Los datos del satélite europeo Gaia están reescribiendo la historia de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Astrónomos dirigidos por François Hammer del Observatoire de Paris encontraron un grupo de nuevas galaxias confundidas durante mucho tiempo con las galaxias satélite de la Vía Láctea.
El estudio
Una galaxia enana es una colección de entre mil y algunos miles de millones de estrellas. Por décadas, se ha creído ampliamente que estas galaxias han sido satélites de nuestra Vía Láctea durante muchos miles de millones de años. Pero gracias a los últimos datos de Gaia, el equipo de Hammer ha podido calcular los movimientos de las galaxias enanas con mucha precisión.
Descubrieron que las supuestas galaxias satélite se mueven mucho más rápido que las estrellas gigantes y los cúmulos, de los cuales se sabe que orbitan la Vía Láctea. Las galaxias enanas tienen tanta velocidad que no necesariamente han sido “atrapadas” todavía por la Vía Láctea. Probablemente solo ingresaron a nuestro medio ambiente hace unos pocos miles de millones de años.
Los nuevos hallazgos son consistentes con otro descubrimiento. Una investigación anterior encontró que la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana cercana masiva, tiene demasiada velocidad para estar unida gravitacionalmente a la Vía Láctea. Por mucho tiempo se creyó que orbitaba nuestra galaxia como un satélite. Lo mismo parece aplicarse ahora a muchos sistemas de pequeños satélites.
Aún no está claro si los recién llegados eventualmente serán capturados por la Vía Láctea o simplemente pasarán de largo. Algunos tal vez, pero otros no. Esto depende de la masa exacta de la Vía Láctea, la cual no se conoce bien: las estimaciones existentes varían en un factor de dos.
Importancia
El descubrimiento tiene importantes implicaciones para la naturaleza de las galaxias enanas. Las galaxias que orbitan la Vía Láctea están sujetas a fuertes fuerzas de marea, por lo que eventualmente deberían separarse.
El hecho de que esto no les haya sucedido a los supuestos satélites de la Vía Láctea ha llevado a los astrónomos a concluir que contienen mucha materia oscura. Esta materia no observable, pero que ejerce gravedad, es “el pegamento invisible” que une al Universo.
Sin embargo, que Gaia haya demostrado que la mayoría de las galaxias enanas han orbitado “recientemente” la Vía Láctea significa que no deben contener nada de materia oscura, y que podrían tardar algún tiempo en ser demolidas.
“La Vía Láctea es una gran galaxia, por lo que su fuerza de marea es simplemente gigantesca y es muy fácil destruir una galaxia enana después de tal vez uno o dos pasajes”, explica Hammer.
Aun así, hay mucho que no sabemos sobre los objetos en la Vía Láctea y sus alrededores. Pero, no hay absolutamente ninguna duda de que Gaia está cambiando nuestra comprensión de nuestro pequeño rincón del universo.