Uno de los rasgos que nos definen como humanos es la capacidad de caminar cómodamente sobre dos piernas. Hace dos millones de años nos volvimos bípedos gracias a características físicas como la curva en la parte inferior de la columna vertebral. Lamentablemente, muchos pasos del proceso de transformación aún eluden los registros fósiles, pero un nuevo estudio aporta una pista. Una publicación en eLife analiza los restos de una hembra de Australopithecus que los investigadores llamaron Issa.
«Issa caminaba como un humano, pero podía trepar como un simio», dice el paleoantropólogo Lee Berger, de la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica.
Trepar o caminar
Issa es una Australopithecus sediba, pariente cercana de los humanos modernos que vivieron hace unos dos millones de años. En 2008, se descubrieron sus restos en una cueva Malapa de Sudáfrica. Sin embargo, los fósiles de la región lumbar estaban incompletos, por lo que no estaba claro si tenía una columna que se curvaba hacia adelante u otras adaptaciones necesarias para caminar sobre dos piernas.
«Las series asociadas de vértebras lumbares son extraordinariamente raras en el registro fósil de homínidos, y en realidad sólo se conocen tres espinas inferiores comparables de todo el registro africano temprano«, explica el morfólogo evolutivo Scott Williams de la Universidad de Nueva York.
A diferencia de los monos y otros simios, la curva distintiva llamada lordosis, nos ayuda a soportar el peso de la parte superior elevada de nuestro cuerpo. Aunque no estaba claro con Issa, los huesos de sus dedos sugerían que estaba adaptada a la vida arbórea, al igual que la articulación del pie altamente flexible, útil para la escalada vertical.
Además, el análisis dental sugirió que la dieta de Issa probablemente tenía un alto contenido de frutas y hojas, como la de los chimpancés de la sabana. Este era otro indicador de una vida arbórea, pero algo generó confusión entre los especialistas. El ángulo en el que su fémur se conecta a la articulación de la rodilla implica que era capaz de pararse erguida.
Entre humanos y grandes simios
Sin una respuesta clara, pasaron los años y, en el 2015, se encontraron dos fósiles de vértebras de la columna inferior que encajaban perfectamente con los demás restos de Issa.
Recientemente, las reconstrucciones utilizando micro-tomografías computarizadas de los fósiles confirmaron que su especie tenía una columna vertebral inferior curva, evidencia definitiva de que era bípeda. O al menos, dividía su vida entre los árboles y el suelo.
«Estas vértebras prácticamente completan la zona lumbar y hacen de la región lumbar de Issa un competidor por la zona lumbar de un homínido mejor conservada jamás descubierta«, explica Berger.
Estas y otras vértebras fósiles sugieren que su especie tenía una forma intermedia entre los humanos más modernos y los grandes simios. Tienen lordosis, pero sus vértebras también retuvieron procesos costales largos, un espacio de unión muscular para ayudar a escalar con fuerza.
«Issa podía trepar y lo hizo usando sus extremidades superiores, así como muchos simios, pero también muestra que podía caminar sobre dos piernas extremadamente bien«.