Los sistemas estelares triples en nuestra galaxia serían mucho más comunes de lo que se pensaba

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Los sistemas estelares triples en nuestra galaxia serían mucho más comunes de lo que se pensaba

Impresión artística compuesta por una estrella con un disco a su alrededor (una estrella Be “vampiro”; primer plano) y su estrella compañera a la que se le han despojado de sus partes exteriores (fondo). /ESO/L. Calçada

Un estudio reciente acerca de las estrellas presentes en nuestra galaxia ha revelado un cambio sorprendente en nuestra comprensión de ciertos sistemas estelares. Los detalles se publicaron en la revista científica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.

Tradicionalmente, los astrónomos han teorizado sobre sistemas binarios en los cuales una estrella de rápida rotación, conocida como estrella Be, se alimenta de su compañera. Sin embargo, los hallazgos sugieren que estos sistemas podrían ser trinarios, involucrando una tercera estrella oculta que desempeña un papel crucial en el proceso.

 

Tipos de estrellas B

Las estrellas Be, o ‘vampiros estelares’, representan un tipo singular de estrella clasificada como tipo B. Estos astros se distinguen por su intenso calor, alta luminosidad y característico tono azul, alcanzando temperaturas que rondan los 30.000 Kelvin. También destacan por su rápida rotación y la presencia de emisión de Balmer, que corresponde a una longitud de onda específica de luz emitida por átomos de hidrógeno.

Los investigadores sugieren que esta emisión tiene su origen en un disco de material que orbita alrededor de la estrella. Sin embargo, aún no se sabe si esta emisión se origina a partir del material desprendido por la propia estrella o si es adquirida a través de un proceso similar al vampirismo estelar. En este último escenario, una estrella de mayor tamaño extrae material de una compañera cercana. La incógnita radica en la aparente ausencia de estas compañeras próximas a las estrellas Be.

 

Enigma

El equipo liderado por el astrónomo Jonathan Dodd, de la Universidad de Leeds, utilizó astrometría para resolver el enigma. Siguiendo con precisión el movimiento de las estrellas a lo largo del tiempo, pudieron detectar la presencia de estrellas compañeras mediante las oscilaciones en su movimiento.

En un principio, los resultados fueron desconcertantes: las estrellas Be parecían tener menos compañeras que las estrellas B, en contra de lo esperado. Pero, al analizar los datos de estrellas compañeras con distancias mayores, el equipo descubrió que tanto las estrellas B como las Be tenían compañeras con velocidades similares.

A partir de estas observaciones surgió una hipótesis intrigante: las interacciones gravitacionales dentro de un sistema triple podrían acercar una estrella a la estrella Be, resultando en la absorción de su material.

De acuerdo con esta posibilidad, los compañeros que parecen «desaparecidos» serían demasiado tenues y pequeños para ser detectados, especialmente si han orbitado cerca de la estrella Be más prominente, similar a la búsqueda de una luz LED al lado de un foco luminoso.

 

Importancia

Los hallazgos sin duda tienen consecuencias profundas para nuestra comprensión de la formación, desarrollo y evolución de las estrellas. Dichos sistemas podrían representar etapas previas a la formación de estrellas de neutrones y agujeros negros, acumulando suficiente masa durante su existencia para colapsar en estos objetos de gran densidad.

«En la última década, los astrónomos han reconocido la importancia de las binarias en la evolución estelar», indica el astrofísico René Oudmaijer, de la Universidad de Leeds. «Ahora estamos descubriendo una complejidad adicional, con las estrellas triples emergiendo como un factor clave», agrega.