Si bien una mañana fría puede ser una excusa para posponer un día de trote, es posible que no sea la mejor decisión. Un nuevo estudio sugiere que hacer ejercicio a temperaturas más bajas podría ayudar a las personas a “quemar más grasa” de lo normal.
El estudio, liderado por Stephanie Munten de la Universidad Laurentian, fue publicado en Journal of Applied Physiology.
¿Cómo lo hicieron?
El equipo trabajó con 11 voluntarios adultos “moderadamente en forma y con sobrepeso”. Ellos realizaron una serie de entrenamientos en intervalos de alta intensidad (HIIT) tanto en interiores como en exteriores (a temperaturas gélidas).
El entrenamiento consistía de diez piques de ciclismo de un minuto al 90 por ciento de esfuerzo, seguido de 90 segundos de recuperación al 30 por ciento del esfuerzo y un periodo de enfriamiento al final de ambas sesiones.
«Este es el primer estudio conocido que investiga los efectos de las temperaturas ambientales frías sobre el metabolismo agudo durante el ejercicio en intervalos de alta intensidad, así como el metabolismo postprandial al día siguiente», escriben los investigadores.
Posteriormente, el equipo midió la tasa de oxidación de lípidos, el término técnico para la “quema de grasa” en cada uno de los voluntarios. Así, descubrieron que “el ejercicio de alta intensidad en el frío aumentó la oxidación de lípidos en un 358 por ciento”,
¿No se mantiene?
Los investigadores querían averiguar si los efectos se mantenían después del desayuno a la mañana siguiente (el período posprandial). En ese sentido, el equipo volvió a medir las tasas de oxidación de lípidos y encontró que no hubo una diferencia sustancial.
De hecho, la respuesta glucémica (el cambio en los niveles de azúcar en sangre del cuerpo después de comer) fue mejor después del ejercicio en un ambiente termoneutral, en lo que respecta a las lecturas posteriores al desayuno.
«A pesar de que los beneficios agudos parecen estar presentes durante el HIIE agudo en el frío, las respuestas metabólicas posprandiales son menos favorables cuando se realiza ejercicio en intervalos de alta intensidad con exposición aguda al frío», concluyen los investigadores.
Es importante mencionar que el estudio cuenta con muy pocos voluntarios y solo un par de sesiones de HIIT. Tomando esto en consideración, es posible que las conclusiones generales no sean muy confiables. Sin embargo, es un punto de partida interesante para observar como la temperatura podría afectar la “quema de grasa”.
Más allá de la estética. El ejercicio es crucial para reducir el riesgo de diabetes, enfermedades hepáticas, enfermedades cardiovasculares y otros problemas de salud. En ese sentido, mientras más sepamos sobre lo que hace que el ejercicio a nuestros cuerpos, será mejor.