Científicos descubren plantas carnívoras que se han adaptado a la escasez de insectos alimentándose del excremento que dejan los mamíferos con los que guardan relaciones simbióticas.
Nuevas adaptaciones
Las plantas carnívoras del género Nepenthes tienen una peculiar forma de jarrón con un líquido en su interior, en el que caen insectos y otros animales curiosos. La planta los digiere y así obtiene los nutrientes que necesita para vivir, como el nitrógeno.
Sin embargo, nuevas observaciones sobre estos fantásticos y llamativos vegetales revelaron un cambio en su dieta. De acuerdo con una investigación publicada en Annals of Botany, las plantas de jarrón habrían pasado de consumir animales a utilizar excremento como principal insumo para su metabolismo.
«Un puñado de especies de Nepenthes ha evolucionado desde el carnívoro hacia una dieta de excrementos de animales», declara Alastair Robinson, botánico de Royal Botanic Gardens Victoria en Australia.
Este cambio, dicen los autores, está resultando muy beneficioso para ellas. Además, nos brinda una importante lección de cómo los organismos del reino vegetal pueden adaptarse y evolucionar para hacer frente a los desafíos de su entorno, más aún si el 40% de las especies de Nepenthes está en peligro de extinción.
El equipo estudió seis especies y cuatro híbridos de Nepenthes en la isla de Borneo en el archipiélago malayo. Analizaron muestras de tejido para observar la cantidad de nitrógeno y carbono que se había capturado del exterior de las plantas. La diferencia en los niveles de nitrógeno absorbido fue de más de dos veces mayor por sobre otros Nepenthes que aún mantienen una dieta refinada.
Excremento de mamífero
Las plantas carnívoras desarrollaron formas distintas al resto de vegetales para obtener nutrientes, pues el suelo donde suelen habitar es pobre en nitrógeno, componente clave para la fotosíntesis y otros procesos de las plantas. Las constantes reducciones en las poblaciones de insectos parece estar llevando a las plantas a recurrir a fuentes alternativas. Esto explicaría las nuevas adaptaciones de Nepenthes; y, aunque su nueva comida no sea tan apetecible, les va de maravilla.
Los científicos encontraron que el isótopo de nitrógeno más pesado, 15N, era significativamente más abundante en las Nepenthes «come excremento» en comparación con las plantas no carnívoras cercanas y otras Nepenthes.
«Las presas de insectos son escasas en los picos tropicales por encima de los 2200 metros, por lo que estas plantas maximizan los beneficios nutricionales al recolectar y retener menos fuentes de nitrógeno de mayor valor, como los excrementos de las musarañas de los árboles», señala Robinson.
Desarrollar una trampa con agua y fluidos digestivos, como el jarrón de las Nepenthes para atraer insectos, ha llevado a la evolución de relaciones simbióticas entre las carnívoras y las musarañas. Como se descubrió en 2009, no hace mucho, estos animales depositan desechos ricos en nitrógeno en las jarras mientras se alimentan de carbohidratos en las tapas de las plantas.
Investigaciones posteriores revelaron una relación similar entre ciertas especies de Nepenthes y ratas de cumbre, pájaros y murciélagos. Ahora sabemos que estos intercambios de recursos con animales son más beneficiosos en términos de captura de nutrientes que de insectos, tras haber desarrollado un gustillo por el excremento de sus visitantes.