Científicos plantean que los agujeros negros podrían convertirse en agujeros blancos expulsando materia y tiempo

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Científicos plantean que los agujeros negros podrían convertirse en agujeros blancos expulsando materia y tiempo

Ilustración de un agujero blanco. (Philip Drury/Universidad de Sheffield)

Los agujeros blancos podrían existir, al menos en teoría. Un estudio publicado en Physical Review Letters sugiere que los agujeros negros podrían transformarse en su opuesto a través de un “rebote cuántico”.

Sabemos que los agujeros negros absorben todo lo que se acerca, incluso la luz. Pero según este estudio, en su interior ocurren fluctuaciones cuánticas que podrían cambiar las reglas del juego.

Los físicos Steffen Gielen, de la Universidad de Sheffield, y Lucía Menéndez-Pidal, de la Universidad Complutense de Madrid, creen que el tiempo no desaparece dentro de un agujero negro.

Propusieron que la energía oscura, responsable de la expansión del universo, podría influir en la evolución de un agujero negro y convertirlo en un agujero blanco.

Un agujero blanco sería lo contrario de un agujero negro. En lugar de absorber materia, la expulsaría al espacio, junto con el tiempo y la información atrapados dentro.

Para probar su idea, los investigadores usaron un modelo matemático llamado agujero negro plano, dentro de un universo con geometría curvada conocido como espacio anti-de Sitter.

Este modelo simplificado, aunque no representa exactamente nuestro universo, permitió aplicar la mecánica cuántica y ver cómo la singularidad de un agujero negro podría evolucionar.

En la relatividad general, el campo gravitacional en la singularidad es tan extremo que rompe las leyes conocidas de la física. Pero la mecánica cuántica sugiere otra posibilidad.

Según los cálculos, la singularidad del agujero negro podría no ser un punto sin retorno, sino una región de fluctuaciones cuánticas donde el tiempo no se detiene, sino que rebota.

Si esto es cierto, la información que cae en un agujero negro no desaparece para siempre, sino que reaparece en el otro extremo como parte de un agujero blanco.

Esta idea no es nueva. Algunos físicos han especulado sobre la existencia de ecos cuánticos al otro lado de los agujeros negros, pero este estudio le da un giro diferente.

Los investigadores no dicen que los agujeros blancos existan en la realidad, sino que su modelo ayuda a entender mejor qué ocurre dentro de los agujeros negros.

El gran desafío de la física moderna es unificar la relatividad general, que explica la gravedad, con la mecánica cuántica, que describe el mundo subatómico.

Este estudio es un paso en esa dirección. Si logramos combinar ambas teorías, podríamos descubrir nuevas formas en las que el universo funciona a nivel fundamental.

Gielen admite que todo esto es altamente teórico, pero plantea una idea intrigante: “Un observador hipotético podría atravesar un agujero negro y salir por un agujero blanco”.

Por ahora, los agujeros blancos son solo un concepto matemático. Pero si alguna vez encontramos evidencia de ellos, cambiaría nuestra comprensión del tiempo, la gravedad y el universo mismo.