Los científicos están cada vez más cerca de descubrir cómo es que las aves logran “ver” el campo magnético de la Tierra. Una nueva investigación internacional ha encontrado por primera vez un criptocromo en unas avecillas migratorias llamadas petirrojos. Los detalles fueron publicados en Nature.
Durante décadas se ha estado estudiando cómo aves, tortugas marinas, peces e insectos detectan el campo magnético de la Tierra y lo utilizan como guía para su transporte. Una de esas aves es el petirrojo europeo (Erithacus rubecula), el cual migra grandes distancias buscando climas más cálidos y se cree que posee un «sentido cuántico«.
Criptocromo
Este sentido se debe a una sustancia química en el ojo llamada criptocromo que es sensible al magnetismo. Ahora, un equipo internacional de investigadores ha encontrado que un criptocromo purificado del genoma del petirrojo europeo muestra el mismo comportamiento cuántico inducido magnéticamente.
Comenzaron estudiando una forma purificada de la molécula en el laboratorio para ver si era la adecuada en su propósito como sensor magnético. Descubrieron que tenía la capacidad de formar pares de “radicales” con una alta sensibilidad magnética. Un radical es un átomo o molécula en gran medida reactivo químicamente.
El mecanismo que analizaron involucra reacciones químicas magnéticamente sensibles iniciadas por la luz dentro de las retinas del ave.
“Parece posible que estas reacciones químicas altamente especializadas puedan dar al ave información sobre la dirección del campo magnético de la Tierra y de esa manera constituir una brújula magnética”, explicó Peter Hore a la BBC, profesor de química en la Universidad de Oxford.
Según creen, la luz que incide en la retina hace que los electrones se muevan dentro de la molécula de criptocromo, desencadenando así la producción de un par de radicales de alta energía de corta duración, los cuales actúan como imanes microscópicos.
Otras aves
Los científicos advierten que hay más trabajo por hacer antes de estar seguros del mecanismo correcto y la molécula correcta. Sin embargo, les anima el que la molécula sea más sensible magnéticamente en los petirrojos que en aves no migrantes, como las gallinas.
También se analizaron criptocromos de palomas comunes (Columba livia), las cuales, aunque pueden volar largas distancias, no son técnicamente migratorias. Esto lleva al equipo a especular que su propio criptocromo no habría evolucionado bajo las mismas presiones que tuvo el petirrojo.
Las pruebas sugieren que los criptocromos de los petirrojos son capaces de detectar la influencia sutil del campo magnético de la Tierra, más que los de los pollos y las palomas al menos.
A fin de comprobar y conocer mejor la naturaleza de los hallazgos se deberán realizar estudios futuros de manera humana y ética en sujetos vivos. La intención es confirmar que las acciones cuánticas del criptocromo son de hecho la guía de los petirrojos para seleccionar el camino a tomar durante su migración.