Científicos en EE.UU. han registrado por primera vez cómo nuestro cerebro navega por el espacio y realiza un seguimiento de la ubicación de los demás. Esto fue descubierto después de escanear cerebros humanos durante los movimientos libres, en lugar de estar quietos. La investigación fue publicada en Nature.
“Estudiamos cómo reacciona nuestro cerebro cuando navegamos por un espacio físico, primero solos y luego con otros”, explicó la neurocirujana Nanthia Suthana de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). “Nuestros resultados implican que nuestros cerebros crean una firma universal para ponernos en el lugar de otra persona”, agregó.
Electroencefalografía intracraneal
Suthana y sus colegas observaron a pacientes con epilepsia cuyos cerebros tenían implantes de electrodos para controlar sus convulsiones. Los electrodos residían en el lóbulo temporal medial, el centro del cerebro vinculado a la memoria y que se sospecha regula la navegación.
Estudios anteriores ya habían demostrado que las ondas cerebrales de baja frecuencia de las neuronas en el lóbulo temporal medial ayudan a los roedores a realizar un seguimiento de dónde se encuentran mientras navegan por un nuevo lugar. El equipo quería saber si esto también se aplicaba a las personas.
El equipo creó un escáner cerebral móvil, compuesto por una mochila con una computadora conectada de forma inalámbrica a electrodos implantados en el cerebro. El sistema, llamado electroencefalografía intracraneal, les ayudó a estudiar cómo se forman nuestros cerebros y recuerdos espaciales.
El experimento
Cada paciente usó la mochila y se le indicó que explorara una habitación vacía, encontrara un lugar escondido y lo recordara para futuras búsquedas. Mientras caminaban, la mochila registró sus ondas cerebrales, movimientos oculares y trayectorias a través de la habitación en tiempo real.
A medida que los participantes registraban la habitación, sus ondas cerebrales fluían en un patrón distintivo. Esto sugiere que el cerebro de cada persona había trazado las paredes y otros límites. Curiosamente, las ondas cerebrales de los pacientes también fluyeron de manera similar cuando se sentaron en una esquina de la habitación y vieron a alguien más acercarse a la ubicación del lugar oculto.
Resultados
El hallazgo implica que nuestros cerebros producen el mismo patrón para rastrear dónde estamos nosotros y otras personas en un entorno compartido.
El poder de estas representaciones de ondas cerebrales de un espacio también aumentó cuando los participantes se concentraron en encontrar su ubicación objetivo. Las señales de oscilación no fueron continuas y no cambiaron la cantidad en que ocurrieron, solo su fuerza.
La actividad eléctrica que se midió osciló dentro de un rango de frecuencia denominado ondas theta. Generalmente producimos estas ondas lentas pero pronunciadas mientras navegamos, por lo que no es sorprendente que sean evidentes en tal tarea.
Curiosamente, también aparecieron ondas gamma algo más vibrantes en patrones similares, con un poco más de variación entre diferentes condiciones. Estas son las ondas que producimos cuando usamos más de nuestro cerebro para pensar, atrayendo experiencias a nuestra memoria de trabajo.
El equipo piensa que las ondas cerebrales son generadas por múltiples grupos de neuronas que codifican específicamente bordes, objetos y otros límites y objetivos. Comprender mejor este lenguaje neuronal podrá ayudarnos, por ejemplo, a desentrañar algunos trastornos cerebrales.