Un equipo de investigadores encontró información sobre cómo se formó la Luna, al haber estudiado uno de sus cráteres más grandes. El análisis permite refinar la línea de tiempo tanto del desarrollo del manto como de la corteza utilizando torio radiactivo.
«Estos resultados tienen importantes implicaciones para comprender la formación y evolución de la Luna», escribió el equipo de investigadores dirigido por el geólogo planetario Daniel Moriarty del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. El estudio fue publicado en JGR Planets.
Uno de los más grandes
Sabemos que la Luna se encuentra cubierta de cráteres. Entre los más grandes tenemos a la Cuenca Aitken, ubicada en el polo sur del satélite. Gracias a sus 2.500 kilómetros de ancho y 8,2 kilómetros de profundidad, es considerado uno de los cráteres más grandes del Sistema Solar.
La Cuenca Aitken se produjo por un gigantesco impacto hace unos 4.300 millones de años, cuando nuestro sistema todavía era un bebé. En ese momento, la Luna todavía estaba bastante caliente y maleable, por lo que dicho impacto habría expulsado gran cantidad de material.
Con eso en mente, los investigadores simularon el patrón de salpicaduras del impacto y encontraron algo inesperado. El lugar donde el material debió caer corresponde a depósitos de torio en la superficie lunar.
¿Torio en la Luna?
Una de las características más peculiares de la Luna es que su lado visible y no visible son muy diferentes entre sí. Mientras el primero está cubierto de manchas oscuras por el basalto de la antigua actividad volcánica lunar, el segundo es mucho más pálido, con menos manchas de basalto y más cráteres.
Eso no es todo, la mayor parte del torio detectado está situado en el lado visible, de forma que suele atribuirse su presencia a una diferencia de lados. Sin embargo, el nuevo estudio nos da pistas diferentes.
El torio de la Luna se depositó durante un periodo conocido como océano de magma lunar, hace 4.500 a 4.400 millones de años. Se cree que en ese momento la Luna estaba cubierta por roca fundida la cual enfrió y se solidificó gradualmente.
Durante este proceso, los minerales más densos se hundirían hasta el fondo del manto y los elementos más ligeros flotarían hacia la parte superior para formar la corteza. El torio, por sus características, habría permanecido en la capa fundida intercalada entre estas dos capas, hundiéndose solo hacia el núcleo durante o después de la cristalización de la corteza y el manto.
El estudio
Ahora, el estudio indica que cuando se produjo el impacto de la Cuenca Aitken, una gran cantidad de torio de dicha capa fue salpicada en la superficie lunar del lado visible. Esto indica que el impacto debió de darse antes del hundimiento del torio.
Por otro lado, también se halló que el impacto derritió rocas de unas profundidades mayores a la expulsada. Luego de medir su composición descubrieron su gran diferencia con ella, tenía muy poco torio. Lo cual sugiere que el manto superior tenía dos capas de composición distinta al momento del impacto.
«A medida que entramos en una nueva era de exploración lunar internacional y comercial, estos materiales del manto en la superficie lunar deben considerarse entre los objetivos de mayor prioridad para el avance de la ciencia planetaria», explicaron los autores.