El lugar donde crecimos juega un papel fundamental en la forma como nos conducimos y orientamos por nuestro entorno. Así, las personas que crecieron en ciudades bien organizadas son peores para navegar en entornos menos organizados, en comparación con las que crecieron en ciudades con diseños más aleatorios. Por otro lado, quienes crecieron fuera de la ciudad son mejores para orientarse en espacios más grandes que la gente del centro de la ciudad.
El estudio que demostró este hallazgo fue publicado en Nature y dirigido por investigadores del CNRS en Francia y el University College de Londres.
«En promedio, las personas que informaron haber crecido en las ciudades tienen peores habilidades de orientación que aquellas que informaron haber crecido fuera de las ciudades. Encontramos esto incluso al distinguirlo por edad, sexo y nivel de educación».
Dominar el juego
No cabe duda que algunas personas tienen increíbles habilidades de orientación en los videojuegos. Esto llamó la atención de los investigadores, que decidieron analizar los datos almacenados de 397.162 personas de 38 países que habían jugado Sea Hero Quest (SHQ). De esta base de datos, escogieron a los jugadores que habían completado al menos 11 niveles en el juego.
La siguiente parte del trabajo consistió en establecer una métrica sobre la complejidad del diseño de una ciudad. Para ello utilizaron la entropía de la red de calles (SNE) del país de cada participante. Por ejemplo, ciudades con forma de cuadrícula tienen un nivel bajo de SNE.
«Descubrimos que crecer en ciudades con una SNE baja conducía a un mejor rendimiento en los niveles de los videojuegos con un diseño regular. Crecer fuera de las ciudades o en ciudades con una SNE más alta conducía a un mejor rendimiento en los niveles más entrópicos de los videojuegos«.
«Esto confirma el impacto del medio ambiente en la cognición humana a escala global y destaca la importancia del diseño urbano en la cognición humana y la función cerebral», añaden.
Tareas cognitivas
Según los autores, los hallazgos refuerzan las investigaciones previas que han encontrado una relación entre la exploración de ambientes complejos y un impacto positivo en el crecimiento de nuevas neuronas en el hipocampo.
Nosotros tendemos a minimizar las calles utilizadas y los giros realizados cuando nos desplazamos. En ese sentido, tener que navegar por calles irregulares implicaría hacer un seguimiento más cercano de la dirección del objetivo. Así ponemos a prueba nuestra memoria espacial o prospectiva para los nombres de las calles y las próximas vueltas.
Este tipo de tareas cognitivas mejoran la capacidad de los sistemas neuronales subyacentes a la orientación, la memoria prospectiva y la planificación.
«Los resultados respaldan la idea de que los humanos desarrollan estrategias de navegación alineadas con el tipo de entorno al que están expuestos, las cuales se vuelven subóptimas en otros entornos».