El James Webb tomó imágenes de mundos extraterrestres en donde se pueden observar nubes

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El James Webb tomó imágenes de mundos extraterrestres en donde se pueden observar nubes

Imagen del JWST NIRSpec que muestra uno de los exoplanetas. (Hoch et al., Nature, 2025)

Imagina ver el cielo de un planeta fuera del Sistema Solar con tanto detalle que puedas notar nubes hechas de arena. Eso acaba de pasar gracias al telescopio espacial James Webb.

Un equipo internacional logró obtener imágenes directas de dos exoplanetas que giran alrededor de una estrella llamada YSES-1, ubicada a solo 306 años luz de nosotros.

Estas observaciones fueron tan precisas que revelaron dos cosas increíbles: nubes de arena en uno de los planetas, y un disco lleno de polvo rico en olivino alrededor del otro.

El estudio completo fue publicado en la revista Nature y está dando mucho de qué hablar entre los astrónomos.

Los planetas observados se llaman YSES-1b y YSES-1c. El primero está más cerca de la estrella y el segundo, más alejado, tiene unas seis veces la masa de Júpiter.

Ambos habían sido detectados antes, pero los telescopios anteriores no tenían la potencia para analizar sus atmósferas en detalle.

Ahí es donde entra el James Webb. Con su instrumento NIRSpec, pudo captar luz térmica directa de los planetas, algo que antes era casi imposible.

Esa luz, al atravesar sus atmósferas, cambia ligeramente, y esos cambios revelan qué moléculas hay allí.

Los resultados son alucinantes: encontraron agua, monóxido y dióxido de carbono, y metano en ambos planetas. Todo eso es bastante común. Pero luego las cosas se pusieron raras.

En el planeta más lejano, YSES-1c, detectaron partículas de silicato en suspensión. Sí, como arena flotando en la atmósfera, posiblemente con trazas de hierro.

Esto sugiere que tiene nubes hechas de minerales, algo que hasta ahora solo se había teorizado en planetas lejanos o en enanas marrones.

Imagen del JWST NIRSpec que muestra claramente los dos exoplanetas. (Hoch et al., Nature, 2025)

Pero la verdadera sorpresa vino con YSES-1b. No mostraba esas nubes, pero tenía algo inesperado: un disco girando a su alrededor, con pequeñas partículas de olivino.

El olivino es un mineral que se forma en ambientes volcánicos. En la Tierra, puede llegar a formar gemas como el peridoto.

Lo raro es que, por la edad del sistema (unos 16.7 millones de años), ese polvo ya debería haberse asentado. Pero ahí está.

Los científicos creen que podría ser el resultado de una colisión reciente entre objetos cercanos al planeta. Un evento cósmico que ocurrió justo cuando estábamos mirando.

Nadie esperaba ver ese disco. Fue un descubrimiento totalmente inesperado y emocionante, según los autores del estudio.

Observaciones del sistema en diferentes longitudes de onda infrarrojas. (Hoch et al., Nature, 2025)

Estas observaciones plantean nuevas preguntas: ¿cómo evolucionan estas atmósferas? ¿Por qué aún hay polvo flotando donde ya no debería haber?

El estudio también es un triunfo para jóvenes investigadores. La mayoría del equipo está formado por estudiantes de posgrado e investigadores que apenas empiezan sus carreras.

Uno de ellos propuso observar este sistema cuando el James Webb ni siquiera se había lanzado, y ahora está viendo los frutos de esa apuesta.

Este tipo de estudios no solo nos muestran cómo son otros mundos. También nos recuerdan lo mucho que queda por aprender del universo.