Un grupo de investigadores franceses recreó un experimento de 1963 que comprueba que las superficies lisas, como los espejos, causan un extraño efecto en las abejas.
En la década de 1960, un entomólogo austriaco, Herbert Heran, y un etólogo alemán, Martin Lindauer, notaron que las abejas solo podían volar sobre un lago y llegar al otro lado si había olas y ondulaciones en la superficie del agua. Estos hallazgos reforzaron la hipótesis de que las abejas usan señales visuales durante el vuelo.
Las abejas, genios de la aeronáutica, miran hacia el suelo cuando viajan a toda velocidad para regular su altitud en el vuelo. El nuevo trabajo publicado en Biology Letters, lo confirma.
Para llegar a esta conclusión, los científicos colocaron al aire libre un túnel rectangular de 220 centímetros de largo hecho de espejos. Estos fueron cubiertos para simular ser paredes viejas y simples. Al otro lado del túnel, las abejas encontraban su recompensa, un manjar dulce.
Las abejas volaban de un lado del túnel al otro mientras mantenían una altitud casi constante. Luego, se reveló el espejo del techo, mostrando que aparentemente se había duplicado la altura del túnel, el cual las abejas cruzaron sin problema.
Flujo óptico ventral
Sin embargo, cuando se revelaron por completo los espejos del techo y el piso, se creaba la ilusión de paredes paralelas. En esos momentos, las abejas comenzaban a perder altura y, después de un corto tramo de 8 cm, golpeaban el piso.
«Curiosamente, nuestra condición de doble espejo nos permitió acercarnos a las condiciones de un vuelo a cielo abierto sobre una superficie de aguas tranquilas como las que usaron Heran y Lindauer», escriben los autores. «Nuestros resultados concuerdan con los de ellos en el sentido que las abejas pierden altitud en ausencia de un flujo óptico ventral«.
Cuando el suelo ya no proporciona a los insectos una línea de base adecuada, las abejas bajan más en altitud para ver si pueden recuperar ese «flujo óptico ventral». Al parecer las abejas usan señales visuales en el suelo para mantener su altitud, en lugar de señales visuales desde arriba en el cielo.
Dado que las abejas necesitan señales visuales para navegar óptimamente, con un campo visual más amplio podrían mantener la altitud. Pero cuando vuelan a través de un gran lago tranquilo o un túnel cerrado, tienen pocas alternativas para medir su altitud.
«Confirmamos que una reducción o ausencia del flujo óptico ventral en las abejas conduce a una pérdida de altitud y, finalmente, a una colisión con el suelo».
Las especies voladoras usan diferentes técnicas para mantener su vuelo. También nosotros, en altitudes elevadas, evitamos mirar hacia abajo para no tambalear y caer.
Este trabajo es un ejemplo ilustrativo de cómo los experimentos científicos se pueden reproducir incluso décadas después, siempre y cuando los datos y análisis sean claros y honestos.