Un reciente estudio sugiere que el sistema sensorial visual de los ratones está preparado desde antes de nacer, y el nuestro también.
Mapas neuronales
Cuando los mamíferos abrimos los ojos por primera vez podemos entender desde ya al mundo que nos rodea. Investigaciones apuntan a que desde antes de nacer soñamos con lo que estamos por experimentar. Así lo sugieren científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, en un artículo publicado en Science.
El laboratorio del profesor Michael Chair, especialista en neurociencia, ha descrito cómo en la retina de ratones recién nacidos, aún con los ojos cerrados, se producen ondas de su actividad sensorial. El estudio es complejo pero muy interesante.
«A primera vista, los mamíferos son capaces de tener un comportamiento bastante sofisticado», dijo el Dr. Chair. “Pero, ¿cómo se forman los circuitos que nos permiten percibir el movimiento y navegar por el mundo? Resulta que nacemos con la capacidad de distinguir y hacer muchos de estos comportamientos, al menos en forma rudimentaria «.
Los autores explican que en el cerebro de los mamíferos, aves e invertebrados, el mundo sensorial está organizado mediante mapas o matrices neuronales regulares. Por ejemplo, el conocido «homúnculo», el cual es un mapa de la superficie corporal en la corteza somatosensorial. A través de los mapas neuronales, las células responden a los estímulos de la periferia sensorial. Y, el desarrollo de estos mapas depende de las interacciones de los genes con el ambiente.
De esta forma, la experiencia sensorial moldea la actividad neuronal que, a su vez, define la disposición de las sinapsis para reflejar con precisión el patrón de información sensorial del entorno. Esto va madurando con el tiempo hasta convertirse en redes sólidas de transmisiones neuronales de estímulo al cerebro. Ahí, la información se codifica y se almacena, formando parte de la experiencia.
Ondas
El equipo usó, específicamente el mapa retinotópico para investigar el origen y los mecanismos del desarrollo del mapa neuronal visual. «Empleamos una amplia gama de técnicas experimentales, las cuales incluyen neuroanatomía, electrofisiología de cortes cerebrales in vitro, electrofisiología in vivo de una o varias unidades, así como técnicas de imágenes ópticas in vivo.«, indicaron.
Al observar las imágenes de los cerebros de los ratones (tomadas después de su nacimiento pero justo antes de que se abrieran los ojos) descubrieron que las ondas que reflejan la actividad de la retina, fluyen en un patrón. Este imita la actividad que tendría si el pequeño ratón se moviera hacia adelante.
“Dicha actividad temprana similar a un sueño tiene sentido evolutivo pues permite al ratón anticipar lo que experimentará después de abrir los ojos y así prepararse para responder de inmediato a las amenazas ambientales”, señaló Crair.
Nacer preparado para el mundo
Los científicos de la prestigiosa casa de estudios, analizaron también las células y los circuitos responsables de impulsar y propagar las ondas de la retina.
En la capa nuclear interna de la retina, existen unas células llamadas amacrinas asociadas a las dentritas de las células ganglionares, liberando neurotransmisores. El equipo descubrió que al bloquear la función de las amacrinas, se evita que las ondas se propaguen en la dirección que imita el movimiento hacia adelante. Esto, a su vez, afecta el desarrollo de la capacidad del ratón para responder al movimiento visual después del nacimiento.
Por supuesto que un ratón recién nacido es muy distinto a un bebé humano. Los pequeños roedores están listos para movilizarse rápidamente por su entorno poco después del nacimiento. No obstante, los bebés humanos también pueden detectar objetos e identificar movimientos de inmediato. Esto sugiere que su sistema visual se prepara de igual forma desde antes del nacimiento.
«Es como soñar con lo que vas a ver incluso antes de abrir los ojos«, comenta el Dr. Crair. Sin duda la naturaleza tiene sus propios mecanismos para mantenernos a salvo durante nuestro primer contacto con el caótico mundo.