Por primera vez, una sonda de la NASA ha realizado una operación de captura de muestras en un asteroide en el espacio profundo.
La nave espacial OSIRIS-REx de la agencia espacial estadounidense descendió hasta la superficie del asteroide Bennu el 20 de octubre.
Su objetivo fue recoger 60 gramos de tierra y grava de la superficie que se espera contenga pistas sobre los primeros días del sistema solar y el surgimiento de la vida en la Tierra.
Pero esto no quiere decir que está confirmado que la muestra requerida haya sido recogida. El equipo OSIRIS-REx pasará los siguientes 10 días evaluando cuánto material de asteroides se recolectó.
De no encontrar los resultados esperados en este tiempo la sonda puede volver a bajar para dos intentos más si es necesario.
El siguiente intento sería en un sitio de respaldo conocido como Osprey, en enero del 2021. No hay un lugar planeado aún para el tercer intento pero hay combustible suficiente para realizarlo.
Sin embargo, esos son planes de contingencia. Si las cosas salieron según lo planeado, OSIRIS-REx seguirá en curso para partir de Bennu en marzo del 2021.
Luego, los científicos estudiarán el material en laboratorios de todo el mundo, escudriñando el material con mucho más detalle.
Está previsto que las muestras recogidas aterricen aquí en la Tierra, en una cápsula de retorno especial, en septiembre del 2023.
La misión OSIRIS-REx de 800 millones de dólares se lanzó en septiembre de 2016 y llegó a al asteroide Bennu (de 500 metros de ancho) en diciembre del 2018.
La sonda ha estado midiendo el asteroide desde entonces, mapeando su superficie con increíble detalle para prepararse para el día del aterrizaje.
Ese trabajo ha revelado un mundo mucho más accidentado de lo que esperaba el equipo de la misión.
El equipo finalmente se centró en un pequeño cráter llamado Nightingale como su mejor opción, porque el sitio tiene material relativamente fresco y de grano fino que no ha estado expuesto al duro entorno del espacio profundo durante mucho tiempo.
Actualmente, los comandos tardan más de 18 minutos en viajar desde la Tierra a OSIRIS-REx, por lo que el centro de operaciones no puede controlar la sonda en tiempo real. Por esa razón, la nave realizó el aterrizaje y la recolección de forma autónoma.
Según lo dicho por los miembros del equipo de la misión durante su transmisión en vivo, las primeras imágenes tomadas por la nave espacial comenzarán a llegar a la Tierra al día siguiente del aterrizaje (21 de octubre).
Llevar las muestras a la Tierra es la máxima prioridad de OSIRIS-REx. Pero la misión también tiene otros objetivos, como lo indica su nombre completo: «Orígenes, interpretación espectral, identificación de recursos, seguridad, explorador de regolitos».
Por ejemplo, las observaciones que ha realizado la sonda mientras orbitaba Bennu deberían ayudar a los científicos a comprender mejor cómo se mueven los asteroides a través del espacio.
Esta información podría mejorar las proyecciones de trayectoria para asteroides potencialmente peligrosos, una categoría que incluye a Bennu. (Existe una posibilidad de 1 en 2700 de que Bennu golpee la Tierra durante una aproximación cercana a fines del 2100, dicen los investigadores).
La muestra de OSIRIS-REx no será el primer material de asteroide prístino traído a la Tierra por una misión espacial. La sonda japonesa Hayabusa trajo ya algunos granos del asteroide Itokawa en el 2010, y su sucesor, Hayabusa2, tomó recientemente trozos de la roca del asteroide Ryugu.
Está previsto que el material de Ryugu aterrice en la Tierra este diciembre.
Los equipos OSIRIS-REx y Hayabusa2 han estado trabajando juntos durante los últimos años, y esa colaboración continuará después de que las muestras de las misiones aterricen en la Tierra, destacaron los funcionarios de la NASA.