Un estudio ha revelado sorprendentes habilidades cognitivas en un hongo conocido como Phanerochaete velutina, lo que desafía las nociones convencionales sobre la inteligencia en organismos sin cerebro.
Investigadores de la Universidad de Tohoku, Japón, descubrieron que este hongo es capaz de percibir su entorno y ajustar su comportamiento en función de la disposición espacial de sus recursos, lo que sugiere que posee una forma de reconocimiento del entorno y toma de decisiones.
Hongos ¿inteligentes?
El estudio, publicado en Fungal Ecology, describe cómo el hongo puede distinguir entre diferentes configuraciones de su entorno y adoptar estrategias óptimas para utilizar los recursos disponibles.
Esto se observó en una serie de experimentos donde los investigadores colocaron pequeños bloques de madera colonizados por el hongo en dos disposiciones distintas: un círculo y una cruz.
El hongo no se extendió de manera aleatoria, como se esperaría en un organismo sin capacidad sensorial, sino que mostró una notable capacidad de organización.
El equipo de científicos liderado por el ecólogo microbiano Yu Fukasawa explicó que los hongos, como P. velutina, tienen la capacidad de «aprender», «recordar» y tomar decisiones complejas.
«Sorprendería saber de lo que son capaces los hongos. Tienen memorias, aprenden y pueden tomar decisiones», afirmó Fukasawa.
Los experimentos
Los hongos, que incluyen una amplia gama de organismos como levaduras, mohos y setas, juegan un papel vital en los ecosistemas de la Tierra, descomponiendo materia orgánica muerta y reciclando nutrientes.
Phanerochaete velutina es crucial en la descomposición de madera en bosques templados. Este hongo crece sobre la madera y se extiende en busca de nuevas fuentes para colonizar.
Durante los experimentos, se observó que el micelio del hongo (una red de filamentos que forma la parte vegetativa del hongo) se comportaba de manera diferente según la disposición de los bloques.
En la configuración circular, las conexiones del micelio se extendieron de manera uniforme hasta alcanzar a los bloques vecinos, formando una red eficiente y evitando explorar áreas vacías dentro del círculo.
En cambio, en la disposición en cruz, las conexiones más fuertes se concentraron en los extremos de la cruz, lo que sugiere que esos puntos eran los más estratégicos para explorar el entorno.
Conclusiones
Este comportamiento indica que el hongo reconoce la disposición de los recursos y coordina sus acciones para optimizar su crecimiento y supervivencia.
Los investigadores sugieren que esta capacidad de los hongos para procesar información sobre su entorno podría considerarse una forma primitiva de inteligencia.
El estudio abre nuevas posibilidades para entender cómo los organismos sin cerebro, como los hongos y los mohos, «piensan» y procesan información.
Además, los hallazgos podrían tener implicaciones para el desarrollo de computadoras biológicas basadas en redes de micelio.