El 8% de nuestro material genético proviene de retrovirus endógenos humanos (HERV). Estos tienen la capacidad de insertar su plantilla de ADN al nuestro, asentándose en nuestras células, las cuales reciben instrucciones del genoma viral. De esta forma, desde los primeros hombres hasta la actualidad, los virus han moldeado nuestra biología.
Cuando una copia viral llega al ADN de un óvulo o espermatozoide, puede copiarse en un nuevo cuerpo, transmitiéndose a través de generaciones durante decenas de millones de años. Los fragmentos que van quedando a lo largo del tiempo se llaman provirus y los más recientes que adquirimos, hace 35 millones de años, pertenecen a un subgrupo de HERV denominado HML-2.
En ocasiones, los más intactos se reactivan en el cuerpo humano por una enfermedad autoinmune o cáncer. Algunos marcadores de estos virus han sido encontrados en cánceres de mama, melanoma y teratomas. Por ello, los científicos han estado usando el HML-2 como un biomarcador. Ahora, han descubierto algo que los tiene asombrados.
Tejidos sanos
De acuerdo con un artículo publicado en PLOS Biology, tras el análisis de 54 tipos de tejido provenientes de 948 donantes, las transcripciones de HML-2 se encuentran también en tejidos sanos, aunque en distintas densidades. Los niveles de las proteínas provirales eran particularmente altos en el cerebelo y en los testículos.
«Hemos descubierto que casi todos los tejidos humanos normales expresan, en su ARN, uno u otro de unas tres docenas de provirus endógenos, restos de la infección generalizada por retrovirus de nuestros antepasados lejanos», explica el virólogo John Coffin.
Las consecuencias funcionales de este descubrimiento no están claras, pero sí tienen importantes implicaciones clínicas. Si los transcritos de HML-2 se utilizan como biomarcadores de enfermedades, también deben ser usados en tejidos sanos, de lo contrario parecería que todo el tejido está enfermo, llevando a los doctores a una terrible confusión.
Provirus útiles
El grupo HML-2 de HERV está compuesto por numerosos provirus estrechamente relacionados. Sin embargo, cada oportunidad de copiarse hizo que cada uno de estos virus sea único y pueda haber adquirido diferentes mutaciones en el genoma humano.
Los científicos están ansiosos por explorar las consecuencias funcionales de cada uno, pero requerirá una investigación minuciosa. A juzgar por los resultados del estudio actual, parece ser que los provirus más antiguos tienden a expresarse más en el genoma humano. En ese sentido, los provirus más jóvenes podrían tener su expresión suprimida, posiblemente porque representan una amenaza mayor.
Los fragmentos que hemos heredado de nuestros parientes primates hace millones de años, hoy juegan un papel útil e importante en nuestra vida. Por ejemplo, algunos provirus están implicados en la formación de la placenta durante el embarazo. Otros pueden bloquear los receptores celulares para virus modernos. Aunque no solo tengamos beneficios de ellos, son una extraordinaria herencia de nuestros antepasados que nos hacen ser lo que somos hoy.