El 2020 fue el año en el que empezó la pandemia que desencadenó una crisis sanitaria mundial para la que no estábamos preparados y que, entre otras cosas, nos mostró que para superar un evento de esta magnitud todos debemos ser responsables de nuestras acciones y mantenernos informados. Por ello, exploremos aquí, algunas nociones básicas sobre las enfermedades y los agentes causantes de éstas: los patógenos.
¿Qué es una enfermedad?
En el interior de nuestros cuerpos ocurren una serie de fenómenos encargados de regular las funciones y mantener un equilibrio. Este conjunto de mecanismos se llama homeostasis. A veces, estos mecanismos no pueden lidiar con algunos cambios en el medio interno de nuestro cuerpo. El desequilibrio causado conduce a la aparición de algunos signos, como el incremento de la temperatura corporal y es cuando empezamos a experimentar algunos síntomas como el cansancio. Por lo tanto, una enfermedad es el resultado de la capacidad de las células o tejidos de realizar una actividad fisiológica normal, cuando es incapaz de mantener la homeostasis.
Infecciosas o no infecciosas
Básicamente, hay dos tipos de enfermedades: infecciosas y no infecciosas. Algunas veces, otros organismos vivos que actúan como parásitos nos «infectan» causando el primer tipo de enfermedades. Estos patógenos pueden permanecer mucho o poco tiempo con nosotros, y a veces nos usan como transporte para llegar a otros cuerpos, causando las conocidas enfermedades transmisibles. Pero no siempre nos enfermamos a causa de un patógeno, sino por otras causas. Las enfermedades no infecciosas, pueden ser degenerativas o causadas por alguna deficiencia de sustancias esenciales. Las alergias, las enfermedades congénitas, autoinmunes, o las desencadenadas por factores ambientales son otros ejemplos de este grupo.
Un patógeno tiene diversas vías para entrar en nuestro cuerpo. A veces es a través del agua sucia, como la bacteria que causa el cólera (Vibrio cholerae) o de la comida contaminada, como lo hace la famosa Salmonella. Los virus, como los que causan la gripe, no necesitan ni del agua ni de tu comida para llegar hasta ti, lo hacen a través del aire. Los piojos, también alteran nuestro equilibrio, son patógenos que se transmiten por contacto directo. Los virus de la hepatitis B o el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se transmiten a través de fluidos corporales. Además, hay otros patógenos que involucran a otro organismo en su ciclo o lo usan como transporte, como el protista Plasmodium, que utiliza al mosquito Anopheles para causar la malaria.
¿Qué es una infección?
Este es un término ampliamente utilizado, pero no siempre de manera adecuada. Una infección es un proceso por el cual un microorganismo se replica y deja progenie en otro organismo. Cuando esto ocurre en nuestro cuerpo, los síntomas más comunes son la fiebre, vómitos, diarrea y dolor, causado por las toxinas que liberan los patógenos. Por ejemplo, la bacteria Clostridium botulinum, produce la toxina botulínica que afecta al sistema nervioso. Por otro lado, bacterias como las del grupo salmonella iberan toxinas que irritan el epitelio del los intestinos.
Los efectos de la infección también son a causa de la multiplicación rápida del microorganismo para formar sus colonias que dañan directamente las células y tejido, como es el caso de la malaria. En otros casos, los signos y síntomas son el resultado de una respuesta inmune cuando nuestro sistema de defensa detecta al patógeno.
Recuerda que el control de las enfermedades transmisibles, como la Covid-19, depende de evitar la propagación del patógeno. Para esto debemos ser responsables y practicar una buena higiene personal, como lavarnos las manos regularmente, usar las mascarillas y mantenernos distanciarnos.
Fuente: Complete Biology of Cambridge IGCSE.