Para el mes de mayo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos anunciaban que las personas vacunadas contra el Covid-19 podían dejar de usar mascarillas. Esta optimista disposición tenía como objetivo alentar a más personas a vacunarse y, por ende, disminuir significativamente los casos.
Ahora, tres meses después, los CDC han revisado su guía de uso para las mascarillas y recomiendan que las personas vacunadas usen máscaras en interiores, si viven en áreas con una propagación significativa o alta. La nueva disposición aplica para casi la totalidad del territorio estadounidense, a excepción del noreste y partes del medio oeste superior.
«Esta no ha sido una decisión tomada a la ligera», dijo la Dra. Rochelle Walensky, directora de los CDC, reconociendo que la gente está «cansada y frustrada». Una declaración innegable.
La variante delta
¿A qué se debe la nueva recomendación de los CDC? Cuando se trata de virus, las cosas no son del todo definitivas, al menos no en esta crisis sanitaria, peor aún con la aparición de variantes como la delta. «La variante delta muestra todos los días su voluntad de ser más astuta que nosotros«, comentó Walensky.
Además, de acuerdo a la especialista, los nuevos datos muestran que, si bien las personas vacunadas representan una pequeña cantidad de riesgo, en casos raros sí llegan a infectarse y transmitir el virus a otras personas.
No sucedía lo mismo con variante alfa. Si te vacunabas dejabas de ser un agente transmisor del patógeno. Pero con la variante delta, la Dra. Walensky afirma que al examinar «las raras infecciones en vacunados, observamos que la cantidad de virus en esas personas es bastante similar a la cantidad de virus en las personas no vacunadas«.
Por ello, estas medidas se dan en un intento de frenar el aumento de los casos en todo Estados Unidos a causa de la variante delta. Los CDC han decidido escuchar los pedidos de expertos en Salud Pública, quienes argumentaban que las personas con las dosis completas de la vacuna deberían usar máscaras en ambientes cerrados, especialmente en áreas donde la transmisión del virus es alta.
El rechazo a la vacuna
Un factor importante es la decisión de muchos adultos de no vacunarse. Cuando anunciaban en mayo el fin de las mascarillas para personas vacunadas, los especialistas esperaban alentar a más personas a vacunarse. Incluso, el presidente Joe Biden indicó que para los no vacunados, «esta es otra gran razón para vacunarse ahora«.
Sin embargo, hasta la fecha, cerca del 30% de los adultos en Estados Unidos no se han vacunado. Asimismo, según las encuestas, es poco probable que hasta el 80% de dichos adultos cambie de opinión.
«Tenemos lugares que ahora están notificando más de 300 casos por cada 100.000, de forma que hay una cantidad extraordinaria de transmisión viral», informó Walensky. «La mayor propagación de casos y resultados graves está ocurriendo en lugares con bajas tasas de vacunación y entre personas no vacunadas«.
Con el regreso de los niños y adolescentes a las escuelas, las reuniones sociales y todos los intentos por regresar a los modos de vida antes de pandemia, a pesar de tener al virus rondando sobre nosotros y encima con una variante peligrosa, debemos tomarnos muy en serio las disposiciones de los CDC aunque sean incómodas, y acatarlas para ahorrarnos así el sufrimiento y dolor que la enfermedad puede ocasionar.