Especies migratorias se enfrentan a la falta comida, depredadores y nuevas enfermedades en el Ártico

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Especies migratorias se enfrentan a la falta comida, depredadores y nuevas enfermedades en el Ártico

(Getty Images/Minden Pictures RM)

Especialistas analizan investigaciones realizadas sobre especies migratorias en los últimos años y alertan sobre el peligro que corren y lo que supone para el equilibrio ecológico.

Trampa ecológica

Las especies migratorias son particularmente vulnerables al cambio climático que, sumado a la presión humana, ha causado el declive de sus poblaciones. Por ello, científicos prestan atención a nuevas evaluaciones de los efectos de los cambios ambientales para estas especies. Especialmente para las que migran hacia al norte, pues es posible que el Ártico ya no sea el refugio que alguna vez fue para ellas.

Especialistas temen que el usual destino de aves, mariposas y ungulados, sea ahora una «trampa ecológica».

«Hemos vivido con la idea de que los criaderos del norte representan puertos seguros para los animales migratorios», dice Vojtěch Kubelka de la Universidad de Bath en el Reino Unido. Pero las recientes investigaciones muestran resultados alarmantes que contradicen la idea del paraíso norteño.

La actividad humana ya ha minado la oportunidad que muchos animales tenían de migrar al norte. No solo por el viaje sino que, además, los ecosistemas árticos están cambiando rápidamente. Esto debido a que, entre otras cosas, hemos llevado hasta allá más patógenos y parásitos, así como un aumento adicional de depredadores y una reducción de los alimentos disponibles.

En un nuevo trabajo publicado en Trends in Ecology and Evolution, investigadores analizaron 25 estudios recientes sobre la migración ártica moderna. Ellos notaron tres hechos recurrentes: los viajes no necesariamente conducen a más comida, ponen a los animales en mayor riesgo de depredación y probablemente los exponen a más parásitos y patógenos.

Depredadores y parásitos

Sobre la falta de la alimento, los especialistas en ecología evolutiva explican que la causa podría ser el desajuste estacional. Es decir, hay una asincronía en el momento que un animal llega al norte y la disponibilidad de su fuente de alimento. El cambio climático al alterar las fechas de migración, provoca que las plantas e insectos crezcan antes o después de como normalmente lo harían; dejando una escena desastrosa para los animales que migran para reproducirse. Sus crías, sin suficiente alimento están condenadas a morir.

Aparte de ello, las crías y sus padres estarían expuestos a más depredadores. Por ejemplo, zorros están dirigiendo su atención a otras especies, especialmente migrantes, ya que el cambio climático ha reducido la población de lemmings o topillos, su común alimento.

Suponiendo que superen el desajuste estacional y eviten convertirse en presa de algún depredador, terminarían siendo el objetivo de parásitos. Si bien es difícil decir cuánto ha aumentado el número de parásitos en el Ártico, en los últimos años se han descrito nuevas especies. Un ejemplo es el caso de los antílopes migratorios en Kazajstán. Miles han muerto debido a una infección bacteriana mortal de la sangre, la cual se cree que es provocada por el aumento del calor y humedad.

No es una novedad que el equilibrio ecológico sea muy delicado, por lo tanto, no debería sorprendernos la cascada de desastres que ocasionaría la extinción de animales migratorios. Por esta razón, el equipo detrás del estudio hace un llamado a fin de proteger las zonas de reproducción de especies migratorias en el Ártico.

Algunas aves vuelan desde Australia hasta Alaska, donde empieza la vida de nuevas generaciones. No podemos permitir que sea el lugar donde la vida termine.