En un lugar del Ártico canadiense, a grados bajo cero, salado y carente de oxígeno, encontrar alguna criatura viviente sería difícil. Pero la vida siempre se abre camino.
El lugar es Lost Hammer, un manantial permanente que surge a través del agua que se filtra desde el permafrost, y los científicos acaban de encontrar microorganismos que podrían enseñarnos sobre la vida extraterrestre de Europa o Marte.
Lugares como este, u otros muy secos, como el desierto de Atacama, en Chile, son análogos terrestres que ayudan a estudiar y comprender mejor las condiciones de planetas o lunas lejanas.
Análogos
Bajo las superficies de Europa, Encélado y Marte, podrían existir océanos salados y quizá bajo cero. Además, es muy probable que tengan un nivel extremadamente bajo de oxígeno. De haber lagos, bajo la superficie de Marte por ejemplo, el manantial Lost Hammer se parecería mucho a como pensamos que podrían ser.
Dada su similitud con los lagos de Marte, la microbióloga Elisse Magnuson quería saber si este podía ser un análogo de Marte en la Tierra. Durante años, Magnuson se ha encontrado estudiando este lugar y las posibilidades de hallar vida ahí:
«Tomó un par de años de trabajo con el sedimento antes de que pudiéramos detectar con éxito las comunidades microbianas activas», explicó. «La salinidad del ambiente interfiere tanto con la extracción como con la secuenciación de los microbios. Así que cuando pudimos encontrar evidencia de comunidades microbianas activas, fue una experiencia muy satisfactoria».
Vida pequeñita
Ella y su equipo caracterizaron la comunidad microbiana. Para esto, secuenciaron fragmentos de material genético de las muestras y aunque algunos resultaron pertenecer a varios filos microbianos conocidos, la mayoría de los microbios eran completamente nuevos para la ciencia y tenían adaptaciones específicas que les permitían prosperar en un lugar tan inhóspito.
«Los microbios que encontramos y describimos son sorprendentes. A diferencia de otros microorganismos, no dependen de la materia orgánica ni del oxígeno para vivir«, dice el microbiólogo Lyle Whyte co-autor del estudio donde se presentaron los hallazgos.
«En cambio, sobreviven comiendo y respirando compuestos inorgánicos simples como metano, sulfuros, sulfato, monóxido de carbono y dióxido de carbono. Todos estos se encuentran en Marte.»
«También pueden fijar el dióxido de carbono y los gases de nitrógeno de la atmósfera, lo que los hace altamente adaptados para sobrevivir y prosperar en ambientes muy extremos en la Tierra y más allá«.
Si hay vida en Marte con una estrategia de supervivencia similar a la de estos organismos, es probable que sea vida muy pequeña, como los microorganismos terrestres. Lo que viene después para el equipo, es cultivar y estudiar a algunos de los miembros más activos de la comunidad microbiana. Ellos buscan aprender sobre cómo se adaptaron para prosperar en un entorno tan inhóspito, lo que podría ayudarnos a comprender mejor la probabilidad de que tales organismos surjan en lugares como nuestro vecino planetario.