El sistema estelar TRAPPIST-1 no fue bombardeado por rocas espaciales como la Tierra primitiva

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El sistema estelar TRAPPIST-1 no fue bombardeado por rocas espaciales como la Tierra primitiva

Siete planetas similares a la Tierra forman el sistema solar TRAPPIST-1. / NASA / JPL-Caltech

Inevitablemente los humanos utilizamos nuestro propio sistema solar para comparar a los otros. Sin embargo, el espacio es inmenso… y muy diferente. A diferencia de la Tierra, es probable que los exoplanetas rocosos del sistema TRAPPIST-1 no se hayan visto afectados por muchas colisiones. Los detalles del descubrimiento fueron publicados en Nature Astronomy.

Los siete planetas del sistema TRAPPIST-1, no solo están alineados con la rotación de su estrella, también están en armonía casi perfecta. Por ejemplo, por cada 8 órbitas completadas por el planeta TRAPPIST-1 b, que está más cerca de la estrella, el planeta c da 5 vueltas, el planeta d 4 y el planeta e 2 órbitas. La secuencia termina con el planeta h, que tarda solo 19 días en completar una órbita.

Esta característica puede ser útil para estudiar ciertas peculiaridades de la formación de estos sistemas. Por eso, el equipo de astrónomos decidió utilizar la resonancia para conocer más sobre el pasado del sistema TRAPPIST-1.

Específicamente, querían saber si estos mundos sufrieron muchas colisiones con asteroides después de su formación. La respuesta daría información sobre cómo pudieron haber recibido agua y otros elementos volátiles.

Configuración resonante

En la Tierra, es posible analizar los elementos de las rocas que se encuentran en la superficie y compararlos con los meteoritos. Esto se hace para saber cuántos objetos colisionaron con nuestro planeta después de su formación.

Dado que no es posible hacer lo mismo en los planetas TRAPPIST-1, la configuración resonante puede dar buenas pistas. Por ese motivo, el equipo creó una simulación para ver si demasiados impactos resultarían en un sistema discordante.

Descubrieron que después de su formación, probablemente los planetas no fueron «bombardeados» por muchos objetos. Sabiendo esto, los astrónomos buscaban averiguar cómo fue que entraron en armonía después de haberse formado.

Sean Raymond de la Universidad de Burdeos afirma que es “poco probable que esto haya sucedido”. Las conexiones resonantes de los cuerpos cósmicos deben formarse antes de que desaparezcan los discos de los que nacieron.

Estos discos protoplanetarios están formados por el polvo alrededor de las estrellas recién nacidas. A partir de dicho entorno es que se forman los planetas, lunas, asteroides y cometas, un proceso que puede ser muy rápido. En el caso de TRAPPIST-1, por ejemplo, los planetas tardaron solo una décima parte del tiempo que tardó la Tierra en formarse.

Evolución planetaria

En el caso de la Tierra, gran parte de su masa se acumuló tarde, a través de eventos cataclísmicos como impactos gigantes. La colisión con el protoplaneta Theia que resultó en la formación de la Luna es un ejemplo de esto.

Pero el sistema TRAPPIST-1 se formó mucho antes, a pesar de que sus planetas tengan una masa equivalente a la de la Tierra. Esto implica que recibieron algo de atmósfera de hidrógeno desde el principio y nunca experimentaron un impacto gigante «tardío».

Todos estos detalles pueden cambiar la evolución de los planetas, la liberación de gases, y la pérdida de volátiles, con implicaciones para la habitabilidad. Si uno de estos planetas tiene mucha agua (lo cual se puede verificar con instrumentos de próxima generación como el telescopio espacial James Webb), debe haberse incorporado a estos mundos en las primeras etapas de su formación, durante la fase gaseosa.