Además de Marte, en los últimos años los científicos han centrado su atención en Venus. Ahora, un nuevo estudio ha encontrado que el segundo planeta tiene un núcleo de aproximadamente 7.000 kilómetros de diámetro, similar al de la Tierra. Los resultados fueron publicados en Nature Astronomy.
Estudiar Venus es notoriamente difícil debido a su atmósfera espesa, que oculta la superficie. Como tal, se requieren radares y otras técnicas de observación especializadas para explorar debajo de sus abundantes nubes.
Bola de discoteca
Para descifrar los misterios venusianos, el astrónomo Jean-Luc Margot de la Universidad de California y sus colegas recurrieron a dos poderosas instalaciones de radar. La primera fue la antena Goldstone de la NASA en California y la segunda fue el enorme plato principal del Observatorio Green Bank en Virginia Occidental.
Entre 2006 y 2020, el equipo utilizó este sistema de radar para hacer rebotar un rayo desde Goldstone a Venus. Luego, los investigadores estudiaron las señales que regresaban a ambos sitios en la Tierra, comparando el tiempo entre el momento en que cada instalación captó el eco, con una diferencia de aproximadamente 20 segundos.
Margot compara la técnica con iluminar una bola de espejos con una luz. “Usamos Venus como una bola de discoteca gigante”, dijo en un comunicado. “Lo iluminamos con una linterna extremadamente potente, unas 100.000 veces más brillante que una linterna típica. Y si seguimos los reflejos de la bola de discoteca, podemos inferir propiedades sobre el giro”, añadió.
En total, los investigadores utilizaron el sistema para mirar a Venus un total de 121 veces. Debido a que la técnica es tan delicada, que requiere que ambas instalaciones estén en perfecto estado, los investigadores pudieron recopilar datos útiles con solo 21 de esos intentos.
Los descubrimientos
“Descubrimos que en realidad es un desafío lograr que todo funcione correctamente en un período de 30 segundos”, dijo Margot. “La mayoría de las veces, obtenemos algunos datos. Pero es inusual que obtengamos todos los datos que esperamos obtener”, agregó.
También descubrieron que el día del planeta, aproximadamente equivalente a 243 días terrestres, fluctuó hasta 21 minutos durante los 15 años de observación. También encontraron que el eje de Venus se bamboleaba muy levemente en un patrón que sus cálculos sugieren que se repetiría cada 29.000 años.
Si bien este último es el resultado de la atracción del sol, el principal factor impulsor del primero es la atmósfera espesa del planeta, que empuja y tira de la superficie. Pero sospechan que otro factor es el núcleo de Venus y han utilizado sus datos para calcular el tamaño del núcleo que se necesitaría para explicar las fluctuaciones.
“Tenemos una estimación aproximada de unos 3.500 kilómetros [para el radio del núcleo]”, dice Margot. Si bien el equipo no pudo deducir si el núcleo era líquido o sólido, el trabajo teórico anterior sugiere que está hecho principalmente de hierro y níquel como el nuestro. Sin embargo, no se sabe «si Venus tiene un núcleo sólido interno y un núcleo líquido externo, como la Tierra, o si es todo sólido o todo líquido», dice Margot.
Si bien la estimación está en línea con los modelos anteriores del tamaño del núcleo, tener un valor medible real permitirá estudios más precisos de Venus en el futuro. Conocer el tamaño y la densidad del núcleo podría ser útil para comprender la historia del planeta.