Las perspectivas de vida fuera de la Tierra de pronto se vuelven más interesantes. Una nueva investigación ha encontrado que el metano que emana de Encélado, la luna de Saturno, podría ser una señal de vida en sus océanos interiores. Los datos fueron publicados en Nature Astronomy.
Cuando la sonda Cassini de la NASA orbitó la luna de Saturno en 2005 descubrió géiseres que lanzaban partículas de hielo cerca de su polo sur. Desde entonces, los científicos creen que ese material proviene de un gigantesco océano de agua líquida debajo de la capa helada de Encélado.
Compuestos interesantes
Eso no es todo, durante la misión, la sonda Cassini también detectó muchos otros compuestos interesantes en las columnas de agua. Los más llamativos fueron el dihidrógeno (H2) y una variedad de compuestos orgánicos que contienen carbono, incluido el metano (CH4).
Tanto el dihidrógeno como el metano indican que algo ocurre en el interior de Encélado. Según los especialistas, es posible que el H2 se produzca por la interacción de la roca y el agua caliente en el fondo marino. Todo apunta a que el satélite tiene respiraderos hidrotermales (de los cuales se presume que son el origen de la vida en el caso de nuestro planeta).
Asimismo, el H2 proporciona energía a algunos microbios terrestres que producen metano a partir de dióxido de carbono, en un proceso llamado metanogénesis. Los astrobiólogos sospechan que algo similar estaría sucediendo en Encélado, sobre todo porque Cassini de igual forma detectó dióxido de carbono.
El estudio
Existen microbios en la Tierra que se alimentan de dihidrógeno y producen metano. En ese sentido, resultó prioritario averiguar si microbios similares serían los responsables de la gran cantidad de metano encontrado en las columnas del peculiar satélite.
Para conseguirlo, un equipo multidisciplinario construyó una serie de modelos matemáticos que evaluaron la probabilidad sobre si el metano de Encélado se generara biológicamente.
Régis Ferrière, profesor asociado en el Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Arizona, los principales investigadores, analizaron si la producción de H2 observada sustentaría una población de microbios en Encélado. Además, simularon si esa población afectaría la velocidad en la que el H2 y el metano escaparon a la columna.
«En resumen, no solo evaluaremos si las observaciones de Cassini son compatibles con un entorno habitable para la vida», dijo Ferrière en un comunicado. «Del mismo modo, haremos predicciones cuantitativas sobre ellas, en caso de que la metanogénesis realmente ocurriera en el lecho marino de Encélado».
Las perspectivas son emocionantes. Por un lado, la química abiótica de los respiraderos hidrotermales como se la conoce en la Tierra no explica muy bien las concentraciones de metano observadas por Cassini. Sin embargo, si existiesen microbios metanogénicos, las concentraciones sí encajarían.
Pertinente aclaración
Debemos aclarar que el estudio no afirma la existencia de vida en la luna de Saturno. Es perfectamente posible que Encélado presente algún tipo de reacción abiótica productoras de metano desconocida o poco prevalente en nuestro planeta.
También podría ser la descomposición de la materia orgánica primordial resultante del nacimiento de la luna. De hecho, esta última hipótesis encajaría muy bien si Encélado se hubiera formado a partir de material rico en materia orgánica liberado por cometas.
Aun así, «la metanogénesis biológica parece ser compatible con los datos», agregó Ferrièr. «En otras palabras, no podemos descartar la ‘hipótesis de vida’ como altamente improbable. Si queremos rechazarla, necesitamos más datos de misiones futuras». Algunas ya se encuentran en desarrollo.