Comportamientos tan naturales como comer, hablar, lamer y beber, requieren movimientos de lengua rápidos y precisos cuyos mecanismos de control aún no se conocen bien. Una reciente investigación indica que los circuitos cerebrales que controlan la lengua de ratones son los mismos que ayudan a los primates a alcanzar objetos.
Corrigiendo los errores
Cuando decidimos alcanzar un objeto con las manos, probar nuestra comida con la lengua, o hablar, estamos ejecutando un comportamiento preciso y dirigido. Aunque no seamos conscientes, este requiere de un circuito de señalización que viaja desde el cerebro hasta nuestros músculos. El cerebro es entrenado durante nuestro desarrollo para realizar estos movimientos de manera acertada. Por ese motivo, son necesarios monitoreos y correcciones constantes durante el proceso.
Tales correcciones se denominan submovimientos correctivos (CSM, corrective sub-movements) y ocurren, por ejemplo, cuando un primate trata de alcanzar un objeto incierto o desplazado. En ese momento, se realiza un ajuste de la acción, estimando el error y compensándolo en tiempo real; lo que resulta en los CSM.
Lo mismo ocurre, tanto en humanos como en roedores, cuando la lengua abandona la cavidad bucal para entrar en contacto con alimentos o agua. Todos estos comportamientos naturales requieren de movimientos rápidos de la lengua, y por lo tanto de un circuito de seguimiento y corrección de errores preciso, tan veloz, o incluso más, que la acción original. Sin embargo, el control lingual es poco entendido, al igual que sus mecanismos.
Lenguas 3D
Un equipo de científicos liderado por Tejapratap Bollu del Instituto Salk de Estudios Biológicos (California), ha publicado recientemente una investigación en la revista Nature, realizada en base a videos de alta velocidad para estudiar los movimientos correctivos en ratones. Grabaron los lados y la parte inferior de la lengua de los roedores mientras bebían agua de una tromba. Procesaron estos datos valiéndose de inteligencia artificial y los convirtieron en simulaciones tridimensionales de la lengua de los ratones.
Descubrieron que los lamidos exitosos para beber requerían de movimientos correctivos, desconocidos hasta el momento, ya que son demasiado rápidos como para ser detectados en cámaras de video estándar. Cuando la lengua perdía algunas gotas distantes, el movimiento se ajustó y corrigió para no fallar la siguiente vez. Adicionalmente, los investigadores pudieron determinar el área del cerebro encargada de los movimientos correctivos; pues, tras inhibir el área cerebral que controla el movimiento del cuerpo, las correcciones fallaron.
Los movimientos correctivos que ahora conocemos gracias al estudio son similares a los empleados por primates cuando intentan alcanzar objetos inciertos. Los ajustes que realizan estos mamíferos están controlados por circuitos cerebrales similares a los de los ratones analizados.
La relevancia del trabajo es muy alta, pues todo lo que nos permita aprender más sobre mamíferos, en concreto sobre primates, nos acercará a entender mejor nuestra anatomía y fisiología.