Un sorprendente hallazgo se ha publicado en la revista Nature. Cuando los pacientes con cáncer de mama se van a dormir, este se despierta y comienza a propagarse.
El descubrimiento «muestra la necesidad de los médicos de registrar sistemáticamente el momento en que realizan las biopsias, indica Nicola Aceto, profesor de oncología molecular en ETH Zurich.
En reposo
Investigadores que trabajan en distintos horarios notaron una diferencia en la cantidad de células tumorales circulantes en las muestras de sangre que tomaban a lo largo del día. Esto sumado a una mayor cantidad de células cancerosas circulantes en los ratones, les dio una pista. Cabe mencionar que los ratones duermen durante el día, momento en el cual se toman las muestras de sangre con mayor frecuencia.
Luego de inyectar células de cáncer de mama a los ratones, encontraron en las muestras que las células tumorales circulantes eran mucho más altas cuando el ratón estaba en reposo.
Estás células recolectadas en reposo eran «altamente propensas a hacer metástasis, mientras que las células tumorales circulantes generadas durante la fase activa carecían de capacidad metastásica«.
Los científicos también estudiaron a 30 mujeres con cáncer de mama, de las cuales 21 eran pacientes en etapas tempranas que no habían hecho metástasis. Las otras 9 estaban en fase 4 de la enfermedad metastásica.
Los resultados mostraron que el 78.3% de las células tumorales circulantes se encontraban en muestras tomadas durante la noche.
El análisis genético reveló que las células tumorales extraídas de ratones y humanos en reposo habían aumentado su expresión de genes mitóticos, induciendo la división celular. Por ese motivo estaban descontroladas y al tener la facilidad de multiplicarse hacían metástasis.
Ciclo circadiano y hormonas
Tras jugar con el ciclo circadiano, cambiando la rutina de luz y oscuridad, la concentración de células tumorales circulantes en ratones disminuyó notablemente.
Además, los autores administraron a los ratones hormonas similares a las que se encuentran el cuerpo cuando están despiertos. El objetivo de este experimento era probar si así se reducían las células tumorales circulantes. Las hormonas inyectadas fueron testosterona, insulina y dexametasona (una sustancia química sintética que actúa como cortisol, la hormona del estrés).
Descubrieron una «marcada reducción» en la cantidad de células tumorales circulantes en una muestra de sangre tomada durante el período de descanso (cuando el tumor sería normalmente más agresivo).
«Nuestro análisis muestra que el escape de las células cancerosas circulantes del tumor original está controlado por hormonas como la melatonina, las cuales determinan nuestros ritmos de día y noche», indica Zoi Diamantopoulou, investigador de oncología molecular en ETH Zurich.
Indudablemente, este es un hallazgo significativo en la lucha contra el cáncer.