Era el año 2006, en el Ártico canadiense, cuando un cazador le disparó a un oso muy distinto a todos los demás. Las pruebas de ADN confirmaron más tarde que se trataba de un «oso brolar»: mitad grizzly, mitad polar.
Los osos polares y los osos pardos se separaron hace unos 500.000 años, un tiempo corto en términos evolutivos. De acuerdo con nuevas observaciones, ambas especies podrían reunirse nuevamente. Esto sería posible porque el apareamiento entre los dos osos puede resultar en una descendencia fértil.
El reencuentro de las especies
A medida que el cambio climático se intensifica, revelando nuevas tierras y fuentes de alimentos, estos eventos podrían volverse más comunes a medida que los osos pardos se mueven hacia el norte y se cruzan con los osos polares con más frecuencia. Del mismo modo, el derretimiento del hielo marino obliga a los osos polares a ir tierra adentro, aumentando el número de encuentros.
En los años transcurridos desde el disparo del cazador, los «brolares» u «osos pizzlies» han aparecido cada vez más en América del Norte. Ahora, los investigadores en Siberia advierten que lo mismo podría suceder en otras partes del norte helado.
«Los osos pardos se están moviendo hacia la tundra. Se los ha visto en los tramos inferiores del río Kolyma, donde viven los osos polares», señala Innokentiy Okhlopkov, investigador de la Academia Rusa de Ciencias, en un comunicado para la agencia TASS. «Es probable que en el futuro haya híbridos de osos polares y pardos«.
Los lugareños en algunas partes de Rusia ya han notado que las dos especies frecuentan los mismos lugares. En la región de Yakutia, Siberia, hay dos poblaciones de osos polares que quizá lleguen a reproducirse con osos pardos.
Intercambio de genes
Desafortunadamente, el futuro de los osos polares es oscuro, pues se estima que estarían cerca de la extinción para el año 2100, a excepción de algunas subpoblaciones solitarias en las partes más altas del Ártico.
Aunque se crucen suficientes osos polares con osos pardos, la especie pura podría desaparecer antes. Según los especialistas, se espera que el número de osos polares caiga en picada a medida que se derrite el hielo marino, pero la preocupación inmediata es que los individuos restantes vean diluida su genética por la hibridación.
Esta no es una alerta para el futuro; en el 2010, investigadores en América del Norte ya habían encontrado un oso brolar, cuya madre era un híbrido y su padre un oso pardo.
A diferencia de los osos polares, que se alimentan principalmente de grasa y carne, los osos pardos tienen una dieta muy variada, comen casi cualquier cosa que caiga entre sus patas, como el buen oso Yogui. Esta diversidad en la dieta puede otorgarles la capacidad de enfrentar mejor cualquier cambio ambiental próximo.
Por otro lado, los osos polares no son tan adaptables, pero quizás los nuevos genes de los osos pardos los ayuden en el Ártico. De ser así, los osos polares aún podrían existir en las próximas décadas, solo que ya no serán los mismos.