Dos sondas espaciales han registrado la misma eyección de masa coronal en evolución

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Dos sondas espaciales han registrado la misma eyección de masa coronal en evolución

En 1998, dos naves espaciales, una orbitando la Tierra y otra cerca de Júpiter, lograron medir una eyección de masa coronal (CME) proveniente del Sol. Ahora, un equipo de astrónomos ha examinado los datos de ambas detecciones para conocer, por primera vez, cómo evolucionan estas eyecciones mientras viajan a través del Sistema Solar. 

El estudio, liderado por Daniele Telloni del Instituto Nacional de Astrofísica, fue publicado en The Astrophysical Journal Letters.

Eyecciones de masa coronal

Una eyección de masa coronal, o CME, es una liberación significativa de plasma de la corona solar. Estas pueden no ser tan visibles como las erupciones solares, pero son mucho más poderosas. 

Las CME ocurren cuando el campo magnético coronal sufre alteraciones enormes, producto de un fenómeno que se conoce como reconexión magnética. Esto produce que grandes cantidades de plasma ionizado y radiación electromagnética, agrupadas en un campo magnético helicoidal, se lancen al espacio con el viento solar. 

Cuando las eyecciones llegan a la Tierra, interactúan con la magnetosfera y la ionosfera, creando efectos observables y problemas en las comunicaciones de algunos satélites. Si bien sabemos lo que sucede con las CME en las proximidades de nuestro planeta, no sabemos lo que sucede más allá. 

¿Por qué? Para empezar, no tenemos tantos instrumentos que se encuentren lejos de nuestro planeta. Esto reduce bastante las posibilidades de que dos naves diferentes detecten el mismo CME. Afortunadamente, esto fue lo que sucedió hace más de 20 años.

Dos detecciones

El 4 de marzo de 1998, la nave espacial Wind de la NASA, que se encontraba orbitando la Tierra, observó por primera vez un CME. Dieciocho días después, la nave espacial Ulysses, que se encontraba a una distancia similar a la de Júpiter del Sol, capturó la misma señal.

Con esta información, el equipo encontró que, en las 4,4 unidades astronómicas entre las dos naves, la estructura helicoidal de la nube magnética, que acompaña a las CME, se erosionó significativamente.

El equipo cree que esto probablemente se debió a una interacción con una segunda nube magnética rastrera que viajó más rápido que la primera, alcanzándola y comprimiéndola cuando llegó a Ulysses. Esto podría explicar por qué la estructura helicoidal de la nube magnética en la CME se volvió más retorcida cuando alcanzó las 5,4 unidades astronómicas, en lugar de menos, como era de esperar.

«Lo que surge claramente de este análisis es que con 5,4 unidades astronómicas, la segunda nube magnética está interactuando fuertemente con la primera», escribieron los investigadores en su artículo .

Los científicos señalan que nos encontramos en las primeras etapas de lo que podría considerarse una «edad de oro» de la física solar. Con la Parker Solar Probe de la NASA, la BepiColombo de la ESA y JAXA y el Solar Orbiter de la ESA orbitando el Sol a diferentes distancias, podremos tener mucha más información de este tipo de fenómenos en el futuro.