Científicos han detectado un misterioso «parpadeo» radiactivo en el fondo del océano Pacífico. Algo ocurrió hace millones de años y dejó una extraña huella en la corteza terrestre.
Investigadores alemanes hallaron un aumento repentino de berilio-10, un isótopo radiactivo, en capas delgadas del fondo marino. Esto ocurrió en algún momento entre 9 y 12 millones de años atrás.
El berilio-10 se forma cuando los rayos cósmicos chocan con la atmósfera. Luego, cae con la lluvia y se deposita en el océano, acumulándose lentamente en las costras marinas.
El aumento de este isótopo es un misterio. Podría ser el resultado de cambios en las corrientes oceánicas o de un fenómeno cósmico que afectó a toda la Tierra.
Una posibilidad es que nuestro planeta haya pasado por una nube interestelar densa, lo que aumentó la radiación cósmica. Otra hipótesis es que una supernova cercana nos haya bombardeado con partículas energéticas.
Las costras de ferromanganeso en los océanos contienen registros de millones de años. Los científicos las usan para analizar la química oceánica y rastrear eventos pasados en la historia de la Tierra.
El equipo liderado por Dominik Koll descubrió que, en una muestra del Pacífico, el berilio-10 era casi el doble de lo esperado. Algo extraño ocurrió hace unos 10 millones de años.
Estas costras crecen lentamente, apenas 1,52 mm por millón de años. Analizando la profundidad de la anomalía, los científicos determinaron que se formó hace entre 10,5 y 11,8 millones de años.
Como el Sol no produjo suficiente actividad en esa época para causar este fenómeno, los astrónomos creen que algo más dejó esta huella en la corteza terrestre.
Si la causa fue una supernova cercana, eso significaría que nuestro planeta recibió una dosis extra de radiación espacial. Este hallazgo podría ayudar a entender cómo estos eventos afectan la Tierra.
Los científicos quieren analizar más muestras para confirmar si este «parpadeo» radiactivo es un fenómeno global o algo localizado en el Pacífico.
«Necesitamos más datos», dice Koll. «Solo nuevas mediciones nos dirán si fue un cambio en el océano o un evento cósmico».
El estudio fue publicado en Nature Communications, y el equipo espera que otros investigadores se unan a la búsqueda.
Por ahora, la anomalía del berilio-10 sigue siendo un misterio enterrado en el fondo del mar.