Científicos de la Universidad de Yale han descubierto una posible nueva forma en la que el oído humano gestiona las ondas sonoras. Este hallazgo podría ayudarnos a entender mejor cómo escuchamos sonidos muy débiles.
El físico Benjamin Machta y su equipo querían saber cómo el oído detecta sonidos suaves sin volverse inestable. Pero en el proceso, encontraron algo inesperado en la cóclea.
La cóclea, un órgano en forma de caracol en el oído interno, convierte las vibraciones en señales nerviosas que el cerebro interpreta como sonido. Su funcionamiento es más complejo de lo que se pensaba.
Cuando las vibraciones viajan a través de la membrana de la cóclea, pueden perder fuerza y hacer que los sonidos se vuelvan más bajos. Sin embargo, el oído tiene un truco para evitarlo.
Los pelos diminutos en la membrana basilar pueden amplificar ciertas vibraciones con un pequeño “empujón”. Esto nos permite escuchar tonos débiles que, de otro modo, se perderían.
Ahora, los científicos creen que el oído también tiene un reflejo que ajusta todas las ondas sonoras a la vez. Esto ayuda a filtrar ruidos molestos sin crear sonidos falsos.
El modelo sugiere que estos pelos trabajan tanto individualmente como en conjunto, dependiendo de la situación. Así, pueden adaptarse y mejorar la forma en que procesamos el sonido.
El hallazgo clave es que grandes áreas de la membrana basilar pueden actuar como una sola para procesar sonidos de baja frecuencia. Esto protege el oído de sobrecargas sonoras.
Gracias a esto, el oído puede gestionar mejor las vibraciones entrantes y asegurarse de que los sonidos bajos no se pierdan en el ruido de fondo.
Este descubrimiento podría ayudar a entender mejor cómo funciona la audición y por qué algunas personas desarrollan problemas de audición con el tiempo.
«Dado que estos modos recién descubiertos afectan las frecuencias bajas, creemos que esto mejorará nuestra comprensión de la audición en este rango», dice la biofísica Isabella Graf.
Las frecuencias bajas van de 20 a 1000 Hz. Saber cómo el oído maneja estos sonidos podría ser clave para mejorar tratamientos y dispositivos auditivos en el futuro.
Los resultados también sugieren que las células ciliadas juegan un papel crucial en la detección de los sonidos más débiles y su transmisión al cerebro.
«Explorar estos modos de funcionamiento y su impacto en la audición abre muchas puertas para futuras investigaciones», escribieron los científicos en su estudio.
Este hallazgo podría cambiar nuestra comprensión del oído interno y ayudar a desarrollar mejores soluciones para la pérdida auditiva.
La investigación ha sido publicada en PRX Life.