Científicos encuentran la manera de devolver la vista a ratones adultos con ceguera congénita, y demuestran que la capacidad del cerebro para reconfigurarse es sorprendente.
Retinoides
En un experimento que usaba como modelo animal a ratones con amaurosis congénita de Leber (LCA) (un raro trastorno en la retina del ojo humano), investigadores lograron restaurar parcialmente la sensibilidad a la luz de los animales y sus comportamientos típicos de orientación a la luz durante 27 días.
Nueve días después del tratamiento, el nervio óptico estaba activando muchas más neuronas en la corteza visual. Esto sugiere que la vía visual central que lleva la información del ojo a la corteza visual puede restaurarse significativamente mediante el tratamiento con retinoides, incluso en ratones adultos.
Estudios previos en niños con LCA han demostrado que los tratamientos con retinoides sintéticos pueden ayudar a compensar parte de la pérdida de la visión cuando se inyectan directamente en el ojo. Pero no se comprende bien cómo estos tratamientos afectan a los adultos con la afección.
Los bastones son los fotorreceptores en la parte posterior del ojo que detectan la luz tenue. Estas neuronas especializadas utilizan una serie de reacciones bioquímicas para convertir la luz sensorial en señales eléctricas para que el resto del cerebro las «lea». A medida que los pigmentos sensibles a la luz en los bastones de la retina absorben niveles bajos de luz, convierten la molécula 11-cis retinal en trans-retinal, la cual a su vez genera un impulso que viaja por el nervio óptico hasta el cerebro.
Por ello, los investigadores decidieron explorar el tratamiento con retinoides sintéticos, de acuerdo con lo expuesto en su artículo publicado en Current Biology.
Visión plástica
Tradicionalmente, se ha pensado que el sistema visual del cerebro se forma y fortalece durante ciertas ventanas de desarrollo en los primeros años de vida. Si el ojo no se ejercita durante estos períodos críticos, es posible que las redes visuales en el cerebro nunca estén conectadas correctamente para la vista, lo que lleva a déficits de visión de por vida.
Pero el potencial de visión de un mamífero sería mucho más plástico de lo que se suponía. Tras la exposición con el retinoide, los científicos confirmaron que pudieron modificar la visión.
«Francamente, nos sorprendió cuántos circuitos cerebrales involucrados en la visión rescató el tratamiento», señala Sunil Gandhi, neurobiólogo de la Universidad de California. «Ver implica más que retinas intactas y en funcionamiento. Comienza en el ojo, que envía señales a todo el cerebro. Es en los circuitos centrales del cerebro donde realmente surge la percepción visual«.
Gandhi se siente optimista con los resultados, pues aunque el experimento se realizó solo en ratones, espera que el tratamiento pueda generar beneficios similares en humanos mayores con LCA.
«El hecho de que este tratamiento funcione tan bien en la vía visual central en la edad adulta respalda un nuevo concepto, el cual nos dice que existe un potencial latente para la visión que está a la espera de ser activado», explica Ghandi.