El alto nivel de colesterol se está convirtiendo en una condición cada vez más común, afectando a casi el 40% de los adultos en Estados Unidos. Sin embargo, una nueva vacuna en desarrollo tiene el potencial de solucionar este problema al reducir de manera efectiva los niveles de colesterol LDL, conocido como «colesterol malo».
Virus no infeccioso
El colesterol LDL, una forma de lipoproteína de baja densidad, puede causar obstrucciones en las arterias, reduciendo el flujo de oxígeno al corazón y aumentando el riesgo de coágulos sanguíneos que causan un derrame cerebral.
Para tratar el problema no solo basta controlar la dieta sino también someterse a tratamientos farmacológicos. Ahora, un innovador estudio de la Universidad de Nuevo México y la Universidad de California llevaron a cabo pruebas en animales (ratones y monos) para reducir los niveles de LDL, enfocándose en una proteína denominada PCSK9 (proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9).
Los receptores celulares especiales en el hígado son responsables de mantener los niveles de LDL en un rango seguro. No obstante, un exceso de PCSK9 puede dañar estos receptores, disminuyendo su eficacia y aumentando la cantidad de colesterol LDL en el torrente sanguíneo. La producción de PCSK9 en el organismo puede verse influenciada por factores genéticos, la dieta y otros elementos.
La vacuna, basada en partículas no infecciosas de virus, está diseñada para neutralizar la acción de la PCSK9. Según Bryce Chackerian, genetista molecular, «Es simplemente la envoltura de un virus, y resulta que podemos utilizar esta envoltura viral para desarrollar vacunas contra una amplia variedad de problemas diferentes».
Enfoque menos costoso
Mediante la combinación de pequeños fragmentos de PCSK9 con las partículas no infecciosas del virus, se desencadenó una respuesta del sistema inmunológico que apuntó y neutralizó la proteína PCSK9.
Durante las pruebas, la vacuna mostró ser capaz de reducir el colesterol malo hasta en un 30%. Aunque es tan eficaz como los inhibidores de PCSK9 actuales, representa una solución mucho más económica.
«Estamos interesados en desarrollar un enfoque menos costoso y más accesible, no solo en los Estados Unidos, sino también en áreas con recursos limitados que no pueden permitirse estas terapias», afirmó Chackerian.
La vacuna ha estado en desarrollo durante una década, marcada por una serie de experimentos y ensayos. Los investigadores señalan que la siguiente fase implica ensayos en humanos, aunque esto requerirá más estudios y financiamiento. Es un esfuerzo significativo, ya que se espera que esta vacuna reduzca la cantidad de las casi 18 millones de vidas perdidas anualmente en todo el mundo debido a enfermedades cardiovasculares.
«Esperamos tener la vacuna probada en humanos en los próximos 10 años», afirmó Chackerian.