Las vacunas ahora están en boca de todos… o mejor dicho en el hombro de todos. Aun así existen personas que, debido a su temor por las agujas, no se las quieren colocar. Por eso, un equipo de científicos ha desarrollado un parche de microagujas que promete una respuesta inmune mucho mayor a las vacunas tradicionales. La investigación se ha publicado en PNAS.
Los parches de microagujas ya existen desde hace varios años, pero han resultado difíciles de fabricar con éxito a gran escala. Además, puede resultar complicado adaptar el mismo parche para diferentes tipos de vacunas.
La innovación
Ahora, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte solucionaron ese problema con una técnica de impresión 3D llamada producción de interfaz líquida continua (CLIP). Esta técnica utiliza luz ultravioleta y una resina especial para crear los parches, que son consistentes en tamaño, forma y espacio entre agujas, solucionando el problema de la cantidad.
“Nuestro enfoque nos permite imprimir directamente en 3D las microagujas”, comenta el microbiólogo Shaomin Tian. Esto “nos da una gran libertad de diseño para hacer las mejores microagujas desde el punto de vista del rendimiento y el costo”, agregó.
Para el equipo, la facilidad y velocidad a la que se desarrollan estos parches de microagujas los llevaría a un uso mucho más amplio. Además de evitar por completo las agujas convencionales, otra ventaja de estos parches es que se pueden autoadministrar.
Por otro lado, no es necesario concertar una cita con un médico o una enfermera para recibir la inyección. Esto se debe a que las agujas cortas solo tienen que penetrar justo debajo de la capa superficial de la piel (transdérmica) y no completamente (subcutánea) como las vacunas tradicionales.
Pruebas en ratones
Los medicamentos se administran directamente cerca de las células inmunitarias de la piel, lo que es perfecto para las vacunas. Con un sistema de administración más eficiente, es posible que las dosis se reduzcan.
Los científicos probaron los dispositivos en ratones. Encontraron que su parche generaba una respuesta de anticuerpos específicos de antígeno y de células T unas 50 veces mayor que una inyección subcutánea tradicional administrada debajo de la superficie de la piel.
El diseño y enfoque se pueden adaptar para cubrir vacunas contra la gripe, el sarampión, la hepatitis e incluso COVID-19. No será necesario un manejo especial o refrigeración en términos de transporte, algo que contribuirá a aumentar las tasas de vacunación. Los parches incluso utilizarían mejoras recientes para combinar varios medicamentos en el mismo parche.
Si bien aún no han sido probados en humanos, deberían aplicarse beneficios similares a los que se han visto en ratones. Esto permitirá respuestas vacunales más rápidas y eficientes frente a futuras epidemias y pandemias.
El siguiente paso ahora es que los parches-vacunas apliquen nuevas tecnologías. Ahora los investigadores están analizando cómo las vacunas de ARN (como las vacunas Pfizer y Moderna contra la COVID-19) podrían incorporarse a este diseño.