Nueva evidencia científica indica que casi todas las reservas de combustibles fósiles deben permanecer intactas si queremos alcanzar siquiera la mitad de nuestros objetivos climáticos.
Crisis colosal
Ante lo que parece un futuro sombrío e inevitable, los científicos siguen aportando evidencia sobre las consecuencias del cambio climático para el año 2050. Estamos frente a un desafío colosal y, aunque hagamos el mejor esfuerzo, tendríamos solo un 50% de posibilidades de mantener las temperaturas globales por debajo del umbral de 1.5°C más.
Ya en el 2015, una investigación multidisciplinaria estimó que deberíamos suspender la extracción de un tercio de las reservas de petróleo, la mitad de las reservas de gas y más del 80% de las reservas de carbón si queremos evitar que la temperatura se eleve más de 2°C.
En un nuevo estudio publicado en Nature el 8 de setiembre, el desafío parece ser incluso mayor de lo que hubiésemos podido imaginar. De acuerdo a los investigadores, los porcentajes de las reservas de combustibles fósiles que deberán permanecer en el suelo son mayores. A lo ya establecido en el 2015, las nuevas estimaciones agregan 25% de reservas de petróleo y 10% más de las reservas de carbón. Es decir, más del 90% de todas las reservas de carbón necesitarán permanecer en el suelo en las próximas tres décadas.
En este porcentaje se incluye el 76% en China e India. Además, los principales exportadores de carbón, Indonesia y Australia, tendrán que abandonar el 95% de sus depósitos para el 2050. Las naciones del Medio Oriente estarán obligadas a dejar todas sus reservas y, Estados Unidos tendrá que dejar el 97% de sus tiendas intactas.
Más malas noticias
Otro de los aspectos del estudio que es desalentador es el modelo usado. En este, no se incluye ningún sistema de retroalimentación que pueda desencadenar una gran cantidad de nuevas emisiones de carbono.
«El panorama desolador pintado por nuestros escenarios para la industria mundial de combustibles fósiles es muy probablemente una subestimación de lo que se requiere. Como resultado, la producción tendría que reducirse aún más rápido«, escriben los autores.
Aunque está claro que los datos nos revelan un futuro catastrófico, no podemos predecirlo con total seguridad. Por ello, para algunos científicos aún hay esperanza en las energías renovables y en las nuevas tecnologías que permiten la captura de carbono. Con esto, tal vez no sea necesario descartar el uso de los combustibles fósiles, al menos no en un tiempo.
Sin embargo, no podemos negar que para usar los combustibles fósiles de manera limitada, el uso de energías limpias debe ser global. Si no logramos esta transición energética para el 2050, nos resignaremos a una crisis climática abrupta. Incluso, no es el planeta el que está en juego, sino la economía mundial, pues muchas naciones sufrirían enormes pérdidas de ingresos.
En la actualidad, las naciones del Medio Oriente, como Rusia y otros estados exsoviéticos, son los mayores poseedores de reservas de combustibles fósiles, por lo que ellos serán los que más pierdan.
Los científicos llevan mucho tiempo diciéndonos que no tenemos más tiempo, aportando evidencia sólida sobre las crisis que vivimos y el abismo al que nos encaminamos. Pero de nada nos servirá acumular evidencia científica si todas las naciones del mundo no empiezan a ejecutar políticas internas que restrinjan la extracción de combustibles fósiles y reduzcan su demanda. Estamos contra el reloj.