La cantidad de satélites activos en el cielo nocturno se ha más que duplicado desde 2019, de alrededor de 2200 a 5000. Lamentablemente, este incremento en los dispositivos espaciales viene con un tremendo inconveniente: sus rayos de luz reflectantes literalmente oscurecen la astronomía terrestre.
Para hacerle frente, la Unión Astronómica Internacional (IAU) ha creado un centro de cabildeo astronómico. Se trata del Centro de la IAU para la Protección del Cielo Oscuro y Tranquilo de la Interferencia de Constelaciones de Satélites. Los coanfitriones son la Organización de Matriz de Kilómetros Cuadrados (SKAO), y la NOIRLab.
Centro de la IAU
El nombre hace referencia a la creciente preocupación de la comunidad astronómica sobre el impacto de las llamadas «megaconstelaciones» de pequeños satélites. Estos dispositivos operados por Starlink de SpaceX y OneWeb realizan transmisión de datos e Internet. Incluso Amazon y otras entidades han propuesto flotas similares.
“La IAU está profundamente preocupada por el creciente número de constelaciones de satélites lanzadas y planificadas principalmente en órbitas terrestres bajas”, afirma la organización.
“La IAU adopta el principio de un cielo oscuro y silencioso”. Este concepto no solo es esencial para avanzar en nuestra comprensión del universo, “sino también para el patrimonio cultural de toda la humanidad y la protección de la vida silvestre nocturna”, agregan.
La IAU propuso el centro en junio de 2021. Su misión es «coordinar esfuerzos y unificar voces en toda la comunidad astronómica mundial con respecto a la protección del cielo oscuro y tranquilo de la interferencia de las constelaciones de satélites».
Conflictos
Según la Royal Astronomical Society (RAS), se espera que hasta 100.000 naves espaciales ocupen la órbita terrestre baja para fines de la década. Solo SpaceX ha lanzado más de 2000 satélites de Internet Starlink. Además, cuenta con la aprobación regulatoria de EE.UU. para lanzar miles más a medida que desarrolla un servicio de banda ancha global espacial.
SpaceX ha respondido a las preocupaciones de los astrónomos, alterando los diseños de sus naves espaciales para minimizar su visibilidad. Sin embargo, la gran cantidad de satélites planificados plantea un gran desafío.
El impacto más obvio es la aparición de muchos más rastros a través de imágenes hechas con observatorios ópticos, tanto terrestres como espaciales. Este tipo de imágenes requieren una mitigación costosa y mucho tiempo con software u observaciones repetidas, y en algunos casos inutilizan los datos.
La radioastronomía también está amenazada, dicen los investigadores. Las señales de enlace descendente del satélite son hasta 10 billones de veces más potentes que las señales de fuentes astronómicas.
“La Sociedad aboga por cambios en el régimen de licencias espaciales que garanticen que nuestra ciencia esté protegida, a nivel nacional y mundial”, enfatizó la RAS. De igual forma, “apoyó firmemente la creación del nuevo centro de la IAU”.
Finalmente, Jessica West, investigadora principal sobre seguridad espacial en Project Ploughshares aclaró que no se trata de satélites versus astronomía. Se trata de “cómo mediar entre las diferentes necesidades, intereses y valores que se unen en el espacio exterior, incluidos aquellos que son menos poderosos”.