Cuando ya pensábamos que el asteroide 2024 YR4 no iba a dar más problemas, resulta que vuelve a aparecer en los radares. Y esta vez, con algo de drama lunar.
Tranquilos: no representa peligro para la Tierra, al menos por ahora. Las probabilidades de impacto siguen siendo bajísimas, un 0.001%. O sea, estamos bien.
¿El detalle? El que podría estar en problemas es la Luna. Sí, nuestra vecina.
Un estudio liderado por Andrew Rivkin, astrónomo planetario de Johns Hopkins University, dice que hay una pequeña posibilidad de que el asteroide choque contra la Luna en diciembre de 2032.
En su informe preliminar, publicado en Research Notes of the AAS, los científicos aclaran que el riesgo para la Tierra está descartado, pero no pueden asegurar lo mismo para la Luna.
¿Qué pasaría si le pega? Todavía no lo sabemos. Pero en mayo de 2025 piensan observar el asteroide con el telescopio James Webb (JWST) para afinar esos cálculos.
YR4 se descubrió el 27 de diciembre de 2024. Al principio, asustó bastante: hubo un momento en que se creyó que tenía un 3.1% de probabilidad de estrellarse con nosotros en 2032.
Eso puede parecer bajo, pero en astronomía es altísimo. Por suerte, con más observaciones y cálculos, ese riesgo bajó a casi cero.
Aun así, el asteroide seguirá pasando cerca de la Tierra. Así que los científicos quieren observarlo cada vez que puedan para seguir su pista.
Cuando YR4 empezó a alejarse, los astrónomos recurrieron al telescopio JWST para medirlo. Calcularon que mide unos 60 metros de diámetro, o sea, no es una piedrita.
Si fuera a chocar con la Tierra, liberaría entre 2 y 30 megatones de energía. Para comparar, la bomba más potente que probó EE.UU. tenía 15 megatones.
Y el evento de Tunguska en 1908, que arrasó un bosque en Siberia, también se estima en unos 15 megatones. O sea, YR4 tiene potencial para causar un buen desastre.
Por suerte, por ahora no hay peligro real para nosotros. Pero sigue en la mira de los científicos.
Después de mayo, se espera otra oportunidad para estudiarlo en 2026. Con suerte, eso ayudará a entender mejor su trayectoria y composición.
Así que por ahora, estamos a salvo. Pero la Luna… que se cuide.