Las células B explicarían por qué los niños no suelen sufrir COVID-19 severo

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Las células B explicarían por qué los niños no suelen sufrir COVID-19 severo

Los niños no suelen desarrollar síntomas severos de COVID-19 / Xavier Donat

Desde que comenzamos a entender la pandemia de COVID-19 nos percatamos que el coronavirus no parece atacar con la misma severidad a los niños. Al parecer ahora sabemos el motivo: su sistema inmunológico. La investigación fue publicada en Science.

El sistema inmunológico humano se basa en células T, células B, macrófagos y muchos más, los cuales nos mantienen a salvo de patógenos invasores. Pero eso no significa que todos tengamos el mismo equipo de protección en la sangre.

Las células B son responsables de “recordar” los patógenos con los que nuestro cuerpo se ha topado anteriormente. Cada persona posee una variación diferente de células inmunes. Dicha variación depende de dos factores: las enfermedades experimentadas anteriormente por el individuo y la mutación y el cambio de los receptores celulares, los cuales contienen esta ‘memoria’ que nos sirve de alerta.

Las células B

Ahora, científicos de la Universidad de Stanford descubrieron en la sangre de niños, extraída antes de la pandemia, una mayor frecuencia de células B que podían unirse al SARS-CoV2. Esto a pesar de nunca haber estado expuestos al nuevo virus.

La investigación aún se encuentra en sus primeras etapas, pero podría explicar por qué los niños parecen tener mejores respuestas al SARS-CoV2. “Los niños infectados muestran títulos de anticuerpos más bajos y más IgG específica para la proteína de pico”, escribe el equipo en su artículo.

Las células B, un tipo de glóbulo blanco, mantienen la “memoria” de patógenos pasados en una amplia gama de receptores en su superficie celular. Estos receptores les permiten unirse a fragmentos de patógenos potenciales que pueden reconocer, llamados antígenos, como una pieza de rompecabezas, lanzando una respuesta inmune contra ellos.

Además, se encuentran construidos sobre la misma columna vertebral conocida como secuencias de inmunoglobulinas. Sin embargo, éstas pueden cambiarse o hasta mutar para formar una amplia gama de receptores con la capacidad de eliminar a los patógenos, incluso antes del ingreso de la bacteria o el virus al cuerpo.

Todavía no se tiene claro cómo se distribuye la memoria de las células B a diferentes antígenos en los tejidos humanos. Tampoco se sabe con certeza cómo cambia durante la vida útil de un individuo.

El estudio

Los investigadores decidieron estudiar este último punto. Analizaron 114 muestras de sangre de adultos humanos sanos, 93 muestras de 51 niños entre uno y 3 años, 12 muestras de sangre de cordón umbilical y muestras de sangre, ganglios linfáticos y bazo de 8 donantes de órganos.

Observaron los receptores de las células B y analizaron cuáles antígenos son capaces de atacar las células. Descubrieron que las células B de los niños tenían más «clones» compartidos de virus y bacterias con los que se habían topado, en comparación a los adultos. Asimismo tenían más células B con el poder de «cambiar» para volverse efectivas contra el SARS-Co2, sin necesidad de ser infectadas primero.

Se presume que se debe a que el sistema inmunológico de los niños es mejor para cambiar a una amplia gama de antígenos. Especialmente después de haber estado expuestos a un coronavirus diferente y menos peligroso que el responsable de la pandemia actual.

Obviamente deben existir otras razones aparte de la reacción cruzada sobre por qué los niños sufren infecciones de COVID-19 más leves. De todas formas, esta es una parte interesante del enigma y proporciona información sobre la flexibilidad de las células B durante nuestra infancia.