Los beneficios de la leche materna en los recién nacidos son conocidos. Sin embargo, las razones de estos beneficios no están del todo claras. Una investigación publicada en Allergy, nos da una pista: la leche materna promueve el crecimiento de importantes células inmunitarias.
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Birmingham señala que estas células ayudan a controlar la inflamación. “Antes de nuestra investigación, se desconocía la importancia excepcional y la participación temprana de este tipo de células específicas en los bebés amamantados”, explicó el neonatólogo Gergely Toldi, líder de la investigación.
Nacidos por cesárea
El estudio analizó las funciones inmunes de 38 bebés recién nacidos por cesárea. Los científicos diferenciaron a los menores entre: amamantados, alimentados con fórmula o una mezcla de ambos. Además, se tomaron muestras de sangre y heces al nacer y nuevamente tres semanas después.
La diferencia entre las células T reguladoras de los dos grupos, un tipo de glóbulo blanco que ayuda a controlar las respuestas inmunitarias, fue profunda. Aquellos que fueron exclusivamente amamantados vieron que el número de células se duplicaba a las tres semanas, en comparación con aquellos que fueron alimentados exclusivamente con fórmula.
Las propias células T también mostraron una mayor expresión de un marcador de superficie vinculado con una mayor actividad supresora. Su actividad también parecía especialmente orientada a actuar específicamente contra el cuerpo de la madre.
La leche materna proporciona a los bebés una variedad de antimicrobianos y nutrientes en dosis oportunas que brindan a un sistema inmunitario emergente; todo lo que necesita para combatir las infecciones.
Aún no está del todo claro exactamente por qué la leche tiene este efecto. Un estudio en ratones indica que existe un circuito de retroalimentación, con una colaboración bioquímica entre la madre y el niño que ajusta el proceso. Los mecanismos exactos deberán estudiarse en futuras investigaciones.
Células T
Sin embargo, una observación realizada por los investigadores podría proporcionar una pista. Ellos notaron que las bacterias intestinales específicas (que se sabe que apoyan la función reguladora de las células T) eran más abundantes en el sistema digestivo de los recién nacidos amamantados, lo que sugiere que su mayor crecimiento podría ser la responsable.
La decisión de centrarse en los bebés que nacieron por cesárea fue deliberada, para mantener bajas las variables inmunes. Pero se requieren otros estudios para saber cómo se comparan los niños con parto vaginal, especialmente dadas las diferencias en la adquisición de microflora entre los métodos de parto.
Esta investigación pone de manifiesto la importancia de la lactancia materna. Por otro lado, además de brindar a los recién nacidos todas las ventajas, tiene un costo mínimo para el medio ambiente. “Esperamos que esta nueva información lleve a un aumento en las tasas de lactancia materna y que más bebés se beneficien”, dice Toldi.
Finalmente, una consecuencia imprevista podría ser que los fabricantes de leche en fórmula innoven para proveer a los bebes con este beneficio inmunitario.