En tu jardín, aunque no lo creas, un tenaz juego de supervivencia se libra bajo tierra. Un hongo inofensivo transforma su naturaleza para convertirse en un astuto cazador de gusanos.
Cuando se le acaba la comida
Arthrobotrys oligospora es un hongo que se nutre de materia orgánica en descomposición. Sin embargo, desde 1980 los biólogos se han percatado de que, bajo condiciones específicas, este hongo adopta un comportamiento depredador, acechando y consumiendo gusanos.
El enigma que rodea esta transformación ha sido objeto de constante exploración por parte de investigadores. Recientemente, un equipo dirigido por el biólogo molecular Hung-Che Lin de la Academia Sínica de Taipei, junto a científicos estadounidenses, ha logrado desentrañar estrategias clave empleadas por este hongo para cazar y devorar a sus presas.
Cuando los niveles de nitrógeno son escasos, A. oligospora emplea sus recursos para subsistir. Según los autores, distintas especies de hongos desarrollan variados mecanismos de captura, como redes adhesivas o anillos constrictores. En este caso particular, su comportamiento depredador se activa al detectar la presencia cercana de lombrices.
Cazar para vivir
La vía genética que le permite al hongo «oler» las feromonas de su presa ya estaba identificada. Sin embargo, la nueva investigación se centra en lo que ocurre después de la detección. Lin y su equipo detallan cómo el hongo aumenta la replicación del ADN y la producción de ribosomas, preparándose para la caza. La siguiente etapa sería la construcción de trampas.
Se identificó una nueva clase de proteínas en la superficie de estas trampas, denominadas proteínas enriquecidas en trampa (TEP), cruciales para la adhesión de la trampa a los gusanos.
Para evaluar sus efectos, los científicos manipularon los hongos para desactivar las proteínas. En estos casos, solo el 10% de los nematodos colocados en las trampas fueron capturados después de 10 minutos, en contraste con la tasa del 100% observada en las trampas intactas durante el experimento.
Digestión
Una vez capturada la presa, el hongo penetra el cuerpo del gusano y lo descompone mediante filamentos llamados hifas, que actúan internamente absorbiendo nutrientes para su distribución.
Durante esta etapa, se observó un aumento en la actividad de los genes que codifican las enzimas proteasas, esenciales para la digestión. Estas son equivalentes a las producidas en el estómago, páncreas e intestino delgado humano.
En un experimento adicional, la eliminación de genes específicos de proteasas en hongos mutantes no impidió que estos atraparan y digirieran a sus presas. No obstante, se detectaron defectos menores en la forma en que las hifas colonizaban el cadáver del gusano.