Nos encontramos frente a una nueva extinción masiva de especies; mamíferos, reptiles e insectos, perecen ante nosotros. En cuanto a las aves, al menos el 48% de especies emplumadas están atravesando un deceso en sus poblaciones a causa del cambio climático, la pérdida de su hábitat y la sobreexplotación.
Aves de regiones tropicales y templadas
Una nueva revisión estima que cerca de 5000 especies de aves se enfrentan a un futuro riesgoso. De ellas, la gran mayoría está distribuida en regiones de mayor diversidad:
«La diversidad de aves alcanza su punto máximo a nivel mundial en los trópicos y es allí donde también encontramos la mayor cantidad de especies amenazadas«, señala Alexander Lees, biólogo del Laboratorio de Ornitología de Cornell.
No se tienen muchos datos sobre estas regiones, en comparación con zonas más templadas del planeta. Sin embargo, en países como Sudáfrica, la evidencia indica que al menos la mitad de todas las aves que dependen del bosque están perdiendo su hábitat. Con toda probabilidad, esa pérdida afecta directamente la abundancia de aves, pero ninguna investigación ha demostrado con exactitud qué tanto lo hace.
La revisiones bibliográficas sugieren que los Andes tropicales, el sureste de Brasil, el este del Himalaya, el este de Madagascar y las islas del sudeste asiático, son los puntos más críticos. «Las estimaciones basadas en las tendencias actuales predicen una tasa de extinción efectiva general … seis veces más alta que la tasa de extinción absoluta desde 1500«, escriben los autores.
Las aves de los humedales en las zonas templadas parecen resistir mejor, sobre todo por los esfuerzos de conservación y restauración de hábitats en América del Norte y Europa. Aun así, 3 mil millones de aves reproductoras han perecido en Norteamérica desde la década de 1970, según una investigación del año 2019 realizada por el mismo equipo de Lees.
Acciones concretas
Afortunadamente, los hallazgos también pueden darnos cierto aire esperanzador, pues demuestran cómo el trabajo de los conservacionistas es capaz de marcar la diferencia.
«El destino de las poblaciones de aves depende en gran medida de detener la pérdida y degradación de los hábitats», indica Lees. «Eso a menudo es impulsado por la demanda de recursos. Necesitamos considerar mejor cómo los flujos de productos básicos contribuyen a la pérdida de biodiversidad y enfocarnos en reducir la huella humana en el mundo natural».
Limitando la tala selectiva, controlando los incendios forestales y el pastoreo excesivo, tenemos el poder de mantener e incluso restaurar los paisajes salvajes.
«Desde la protección de la tierra hasta las políticas que apoyan el uso sostenible de los recursos, todo depende de la voluntad de los gobiernos y de la sociedad acerca de convivir con la naturaleza en nuestro planeta compartido«.
Más allá de sus majestuosas plumas, su comportamiento y su papel clave en los ecosistemas, las aves son uno de los grupos de animales más estudiados. Su situación actual y cómo se enfrentan a un mundo errático, tiene implicaciones importantes en la comprensión humana sobre la vida silvestre en su conjunto.