La microgravedad será inmisericorde con nuestros cuerpos cuando nos aventuremos a explorar la Luna u otros planetas. Los vuelos espaciales de larga duración pueden alterar los espacios llenos de líquido a lo largo de las venas y arterias del cerebro humano. A esta conclusión llegó una investigación publicada en Scientific Reports.
Científicos de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón (OHSU) tomaron imágenes de los cerebros de 15 astronautas para comparar los cambios ocurridos antes y después de períodos prolongados de servicio en la Estación Espacial Internacional (ISS).
«Los hallazgos tienen implicaciones importantes a medida que continuamos con la exploración espacial, y nos obliga a pensar en algunas cuestiones básicas fundamentales de la ciencia, así como en la evolución de la vida en la Tierra», señaló Juan Piantino de la Facultad de Medicina de la OHSU.
El estudio
El equipo utilizó imágenes de resonancia magnética para medir el espacio perivascular (el espacio alrededor de los vasos sanguíneos) en los cerebros de los astronautas antes de su viaje espacial e inmediatamente después de su regreso.
También les volvieron a tomar mediciones de resonancia magnética luego de uno, tres y seis meses de haber regresado. Las imágenes del espacio perivascular del cerebro de los astronautas se compararon con las de los cerebros de 16 sujetos de control en la Tierra.
Analizando las imágenes de antes y después, encontraron un aumento en los espacios perivasculares dentro de los cerebros de los astronautas primerizos. Sin embargo, no observaron ninguna diferencia entre los astronautas que anteriormente sirvieron a bordo de la estación espacial que orbita la Tierra.
Según los investigadores, esto se debe a que los astronautas experimentados pueden haber alcanzado algún tipo de homeostasis, un proceso de autorregulación mediante el cual los sistemas biológicos mantienen la estabilidad mientras se ajustan a las condiciones externas cambiantes.
En todos los casos, no descubrieron problemas con el equilibrio o la memoria visual que pudieran sugerir déficits neurológicos entre los astronautas. Esto a pesar de las diferencias medidas en los espacios perivasculares de sus cerebros.
Espacios perivasculares
El equipo basó sus análisis en la medición de los espacios perivasculares, por donde fluye el líquido cefalorraquídeo en el cerebro. Estos espacios son parte integral de un sistema natural de limpieza cerebral que ocurre durante el sueño. Se ha demostrado que se amplían durante el envejecimiento, lo cual también ha sido asociado con el desarrollo de la demencia.
Los autores emplearon una técnica para medir los cambios en estos espacios perivasculares a través de resonancias magnéticas. Piantino afirmó que el estudio ayudaría a los médicos a diagnosticar y tratar los trastornos terrestres relacionados con el líquido cefalorraquídeo, entre ellos la hidrocefalia.