Bangladesh es el tercer país de Asia del Sur con más casos de Covid-19 reportados hasta la fecha. Por lo que se decidió llevar a cabo ahí un estudio masivo para demostrar cómo el uso de las mascarillas reduce la propagación del SARS-CoV-2.
Poner fin al debate
El estudio realizado es de tipo ensayo controlado aleatorio y se dispone a «finalizar con cualquier debate científico» sobre si las mascarillas son efectivas o no para combatir al virus.
Megan Ranney, profesora de la Universidad de Brown y una de los autores dice: «Este es un estudio increíblemente desafiante pero importante de llevar a cabo. La gente «antimascarillas» sigue diciendo, ‘¿Dónde está el ensayo controlado aleatorio?’ Bueno, aquí lo tienes «.
Los estudios de observación realizados hasta la fecha quizá no fueron suficientes por el poco -o nulo- control que se tiene sobre muchos factores. Por ello, los ensayos aleatorios, en los cuales se asignan personas al azar para recibir una intervención médica o no, son la forma más sólida de evidencia.
Sin embargo, no es precisamente sencillo. Llevar a cabo una investigación de este tipo es muy costoso y complicado, sobre todo si buscamos medir los efectos de un comportamiento como el uso de las mascarillas.
Un ensayo que es oro puro
Lo cierto es que, considerando estas dificultades el mérito del reciente trabajo es rotundo. Entre noviembre del 2020 y abril del 2021, los investigadores promocionaron el uso de las mascarillas en 600 aldeas del país, involucrando a 342 mil adultos.
De ellos, 178 mil adultos recibieron la intervención y los 164 mil restantes no. Además de recibir las mascarillas, en el primer grupo es notorio el trabajo de los líderes comunitarios que fueron modelos a seguir.
El equipo contó con observadores en cada comunidad quienes se encargaron de rastrear cada semana cuántas personas usaban las mascarillas y se distanciaban físicamente en las mezquitas, mercados y carreteras con afluencia de gente.
Luego de 5 y 9 semanas de dar inicio al ensayo, los científicos realizaron encuestas a los participantes a fin de reconocer síntomas similares a los del Covid-19. Finalmente, en las semanas 10 y 12, tomaron muestras de sangre de los que presentaron síntomas y las analizaron para detectar anticuerpos contra el SARS-CoV-2.
Los resultados
Los resultados indicaron que la intervención elevó el uso adecuado de las mascarillas, de 13.3% del grupo control a 42.3% del grupo con intervención. No podemos olvidar el papel del distanciamiento social en el combate contra el virus. De acuerdo al ensayo, el distanciamiento físico fue de aproximadamente el 24,1% en las observaciones del grupo de control en comparación con el 29,2% en el grupo de tratamiento.
Desafortunadamente, cinco meses después del ensayo, el «impacto de la intervención se desvaneció«. Los investigadores atribuyen esto a que menos personas usaron las máscaras correctamente, pero su uso permaneció un 10% más alto en el grupo de intervención, contrario al grupo de control.
Las muestras de sangre de 11 mil participantes revelan que la intervención redujo la infección sintomática por Covid-19 en un 9.3%. Si esto no te parece muy relevante, atención a lo que apuntan los autores:
«Nuestros resultados no deben tomarse en el sentido de que las mascarillas pueden prevenir sólo el 10% de los casos de COVID-19, y mucho menos el 10% de la mortalidad por COVID-19. Esto porque la intervención solo llevó a que 29 personas más de cada 100 personas usaran máscaras. El impacto total del enmascaramiento casi universal, quizás alcanzable con estrategias alternativas o con una aplicación más estricta, puede ser varias veces mayor a nuestra estimación del 10%«.
El tipo de mascarilla
También se obtuvo información importante sobre el tipo de mascarilla. En las aldeas que recibieron mascarillas quirúrgicas, la infección sintomática se redujo en un 11,2% en relación con el grupo de control. El porcentaje aumentó para los adultos de 60 años o más a quienes se les brindó otras intervenciones a parte de las mascarillas, pues la infección sintomática se redujo en un 34,7%. Por otro lado, no encontraron que las mascarillas de tela redujeran de algún modo la infección.
El estudio permanece en la web Innovations for Poverty Action mientras es revisado por pares para su publicación en la revista Science.
Así pues, tenemos mucha más evidencia sólida para indicar que las mascarillas y el distanciamiento social funcionan. Los resultados están en nuestras manos.