Un estudio reciente sugiere que diminutos agujeros negros primordiales podrían atravesar nuestro Sistema Solar aproximadamente una vez cada década. Estos objetos invisibles podrían detectarse observando una leve oscilación en la órbita de Marte, lo que podría ayudar a desentrañar los misterios de la materia oscura.
Agujeritos negros
Los agujeros negros primordiales (PBHs, por sus siglas en inglés) son hipotéticos y habrían surgido en el primer segundo después del Big Bang, a partir de densas bolsas de materia ionizada que colapsaron bajo su propia gravedad. Durante los últimos 13.8 mil millones de años, estos agujeros negros se habrían dispersado por todo el universo.
Los PBHs son candidatos principales para explicar la materia oscura, esa masa invisible que solo interactúa a través de la gravedad.
Un equipo de físicos de Estados Unidos ha calculado la frecuencia con la que estos agujeros negros podrían atravesar nuestro vecindario cósmico, basándose en la distribución estimada de la materia oscura. Su investigación fue publicada en la revista Physical Review D.
La hipótesis
Según el estudio, un agujero negro primordial con la masa de un asteroide, comprimida en un espacio del tamaño de un átomo, podría atravesar el Sistema Solar interno una vez cada 10 años.
Aunque no podríamos verlo directamente, su presencia se haría notar. Si uno de estos objetos pasara a unos 450 millones de kilómetros de Marte, provocaría una oscilación detectable en la órbita del planeta rojo.
Este cambio sería de solo un metro en un lapso de 10 años, pero eso es suficiente para ser captado por los sensores, ya que se puede medir la distancia entre Marte y la Tierra con una precisión de unos 10 centímetros.
El estudio comenzó con una pregunta hipotética: ¿qué sucedería si un agujero negro primordial pasara cerca de una persona? Según Tung Tran, astrofísico del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y autor principal del estudio, si uno de estos objetos pasara a un metro de distancia, una persona sería lanzada unos 6 metros en un segundo.
Aunque esta situación es extremadamente improbable, llevó al equipo a preguntarse cómo afectaría a los planetas y lunas del Sistema Solar.
¿Detectar uno?
Simularon los efectos de un PBH pasando cerca de Mercurio, Venus y Marte, y descubrieron que Marte ofrecía la señal más clara, debido a que es uno de los planetas más monitoreados.
Sin embargo, esto plantea una pregunta: si un PBH con la masa de un asteroide puede causar tal efecto, ¿no lo harían también los asteroides comunes? La respuesta es sí, pero de manera diferente.
Los asteroides se mueven más lentamente y sus interacciones ocurren en escalas de tiempo más largas, mientras que los PBHs pasan a gran velocidad, hasta 200 kilómetros por segundo, destacándose en un punto específico en el tiempo.
A pesar de las incertidumbres, los investigadores creen que con más trabajo y observaciones, es posible detectar uno de estos agujeros negros y quizás resolver uno de los mayores enigmas cosmológicos.