El 3 de mayo, China inició un viaje histórico hacia la Luna con el lanzamiento de la misión Chang’e-6, cuyo objetivo principal es recoger muestras del lado más desconocido del satélite natural de la Tierra: su cara oculta. Este proyecto no solo pretende expandir los límites de la exploración espacial humana, sino también resolver preguntas fundamentales sobre la composición y la historia lunar.
El módulo de aterrizaje de Chang’e-6 tiene previsto posarse en la cuenca de impacto doble de Apolo a principios de junio. Esta área, ubicada dentro de la aún más grande cuenca del Polo Sur-Aitken (SPA), es el mayor cráter de impacto conocido en el sistema solar y data de hace aproximadamente 4.3 mil millones de años.
Apolo, aunque más joven, es también significativo por ser el mayor sitio de impacto superpuesto en la SPA y es reconocido por su estructura de anillos dobles. Tiene un anillo interno de picos montañosos de 247 kilómetros de diámetro y un anillo exterior de aproximadamente 492 kilómetros.
La otra cara de la Luna
La misión tiene como meta recolectar alrededor de 2 kilogramos de material lunar, centrando la atención en una de las regiones menos exploradas y entendidas debido a su inaccesibilidad visual desde la Tierra.
La cara oculta de la Luna fue fotografiada por primera vez en 1959 por la nave espacial soviética Luna 3, revelando una superficie dramáticamente diferente a la cara visible, que está marcada por vastas llanuras volcánicas conocidas como mares lunares.
Los científicos han propuesto que la diferencia entre las caras cercana y lejana de la Luna podría deberse al grosor de su corteza, que es en promedio 20 kilómetros más gruesa en la cara oculta que en la cara visible.
Este fenómeno se remontaría a los orígenes mismos de la Luna, cuando se formó a partir de los escombros eyectados por el impacto de Theia. Este fue un protoplaneta del tamaño de Marte contra la Tierra hace unos 4.5 mil millones de años.
La investigación
Según Yuqi Qian, uno de los autores del estudio publicado en Earth and Planetary Science Letters, «la discrepancia en el grosor de la corteza entre la cara cercana y la lejana sería la causa principal del volcanismo asimétrico en la Luna.» De acuerdo con el estudio, las muestras que Chang’e-6 traiga de regreso a la Tierra nos ayudarían a confirmar esta teoría.
Además, se cree que la cuenca de Apolo, donde aterrizará Chang’e-6, contiene materiales muy variados, lo que brinda una oportunidad única para investigar más a fondo. De hecho, evidencias sugieren que se produjeron dos grandes erupciones volcánicas en esta región, una hace aproximadamente 3.35 mil millones de años y otra hace 3.07 mil millones de años.
El análisis de estas muestras podría revelar detalles sobre los procesos magmáticos que ocurrieron y compararlos con muestras de la cara cercana traídas por las misiones Apolo, explicando así por qué el volcanismo fue tan limitado en la cara oculta.