Hace años, fue un bombazo cuando sondas en Marte captaron unas líneas oscuras bajando por laderas y cráteres. Parecían agua fluyendo. Todos pensaron: ¡¿hay agua líquida en Marte?!
Algunos científicos creyeron que eran salmueras congeladas que se derretían un poco durante el verano marciano. A esas líneas las llamaron Recurring Slope Lineae (RSL), y generaron mucho revuelo.
Pero un nuevo estudio publicado en Nature Communications, titulado «Streaks on martian slopes are dry», dice que no, que no tienen nada que ver con agua.
Este trabajo lo firmaron Valentin Bickel (Universidad de Berna) y Adomas Valantinas (Universidad de Brown). Analizaron más de 500 000 de estas manchas y concluyeron: son completamente secas.
¿Por qué esto es tan importante? Porque entender si hay agua en Marte hoy cambia todo lo que pensamos sobre su clima, su historia y su potencial para albergar vida.
Los científicos querían saber si estas manchas eran señales de agua subterránea saliendo a la superficie. Pero los datos no respaldan esa idea.
No importa si las laderas miran al sol o no. Eso descarta que el CO₂ congelado esté provocando el fenómeno, como se había pensado.
En cambio, el estudio encontró patrones que apoyan una formación seca. Las manchas suelen estar cerca de cráteres nuevos, donde hay más viento y polvo.
También descubrieron que estas formaciones aparecen más en el invierno del norte marciano, lo cual no cuadra con procesos húmedos.

¿Por qué esto es tan importante? Porque entender si hay agua en Marte hoy cambia todo lo que pensamos sobre su clima, su historia y su potencial para albergar vida.
Los científicos querían saber si estas manchas eran señales de agua subterránea saliendo a la superficie. Pero los datos no respaldan esa idea.
No importa si las laderas miran al sol o no. Eso descarta que el CO₂ congelado esté provocando el fenómeno, como se había pensado.
En cambio, el estudio encontró patrones que apoyan una formación seca. Las manchas suelen estar cerca de cráteres nuevos, donde hay más viento y polvo.
También descubrieron que estas formaciones aparecen más en el invierno del norte marciano, lo cual no cuadra con procesos húmedos.
«Analizamos todo y no hay evidencia de agua», dijo Valantinas. Su modelo favorece procesos secos: nada de derretimiento, ni salmueras, ni filtraciones.
Esto es una buena noticia para futuras misiones. Si hubiera agua, habría riesgo de contaminar Marte con microbios terrestres. Pero si está seco, es menos preocupante.
El estudio también aclara otra duda: los RSL y las slope streaks (manchas que se desvanecen lentamente en años) podrían no ser lo mismo.
Se pensaba que ambas eran causadas por agua, pero ahora parece que tienen orígenes distintos o que al menos ninguna necesita agua para formarse.
Para llegar a esto, los investigadores mapearon las manchas y las compararon con datos globales de Marte: temperatura, vientos, humedad, etc.
Con esa información, descartaron teorías anteriores como que las manchas fueran causadas por remolinos de polvo, derrumbes o cambios térmicos.
«Este enfoque de datos masivos nos ayuda a eliminar hipótesis sin tener que enviar naves a cada punto», explicó Valantinas.
Al parecer esas líneas oscuras que muchos creían eran rastros de agua, no lo son. Marte sigue siendo un desierto seco y frío.